Se acaba este año y como es característico muchos empezamos a evaluar lo que significó el 2016 en diversos puntos; sobre todo el ámbito político. Por ello me voy a permitir plasmar lo que a mi parecer marcaron los momentos malos, buenos y feos para nuestra región Ancash.
Sin lugar a dudas el hecho más trascendente que lo convierte en el personaje del año es el docente Juan Raúl Cadillo León que ha sido calificado entre los 50 mejores maestros del mundo en el concurso «The Global Teacher Prize 2017».
Otro de lo bueno, es el campeonato obtenido por el Sport Rosario que logró coronarse campeón de la copa Perú 2016 y el próximo año jugara en la primera división del futbol profesional. Sus dirigentes anuncian que realizaran una campaña decorosa.
Políticamente hablando, como lo único bueno podría considerarse a Waldo Ríos, pero por haber dejado la gobernación regional al ser condenado a prisión efectiva por los delitos cometidos cuando fue alcalde de Huaraz hace 16 años.
Dentro de lo malo si aparecen varios que lucha el primer lugar. Los consejeros waldistas como Elmer Murillo de Sihuas encabezan la lista; ellos hasta ahora no superan la depresión de haber perdido a su api, aquel que les hacía cantar de rodillas para ejecutar obras en sus provincias.
Otro acto negativo que salta a la vista es el faenón que se hicieron los funcionarios waldistas al desaparecer maquinarias pesadas, dineros no rendidos para meterse al bolsillo como si nada pasara, allí también aparece el ex secretario del consejo regional Enrique Huertas.
En rubro de lo feo, también aparecen varios, o más bien feas como el papelón que hizo la congresista fujimorista Yesenia Ponce al irrumpir la sesión de consejo regional de Ancash para tratar como a cualquier chibolo a los consejeros que no dijeron nada, creo que se quedaron boquiabiertos con los movimientos de labios y lengua que hacia la parlamentaria.
Para cerrar todo lo feo que nos pasó este año no podemos dejar de sentir vergüenza y lamento por el pobre papel que cumplen los parlamentarios ancashinos que han decepcionado al electorado que los eligió.
Estos padrastros y madrastas no solo incumplen sus funciones, sino también no escatiman esfuerzo alguno para llenarse de canastas y turrones, como descaradamente defiende una congresista que quiso ser autoridad en Ancash, pero como no le ligó se fue a la libertad, ahí la hizo.
¿Donde están sus promesas?
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