En esta coyuntura se pone a prueba la capacidad de trabajo, la planificación y gestión por resultados, escuchando y convocando a los que más saben; tomando decisiones oportunas y pensando en el interés común.
Inicio esta reflexión reseñando una de las frases del científico alemán Albert Einstein: “Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia”.
Por ello, ante el avance de este enemigo invisible, que se multiplica incansablemente sin distinguir fronteras, ni credos, que detiene la maquinaria comercial y que ha puesto a la humanidad entera en cuarentena; sin duda alguna exige de los gobernantes y de los que toman decisiones hacer su mejor esfuerzo.
En otras palabras, esta situación reclama liderazgos propositivos y concertadores, donde se pone a prueba la capacidad de trabajo, la planificación y gestión por resultados, escuchando y convocando a los que más saben; pero sobre todo tomando las decisiones oportunas y pensando en el interés común.
Este partido, donde se juega la vida de millones de peruanos
y de seres humanos en el mundo entero; también está desnudando a los liderazgos
y gestiones improvisadas o posiciones negacionistas. A nivel internacional
presidentes como Donald Trump de EEUU y Bolsonaro del Brasil, ya conocidos por
su posición contraria a tomar medidas
para afrontar el cambio climático, hace poco, no solo ninguneaban la gravedad
de la pandemia, sino que adoptaron una
posición torpe y negacionista sobre la letalidad del Coronavirus.
Hoy EEUU tiene la mayor cantidad de infectados en el mundo por el COVID19, superando los 815 mil infectados y más de 44 mil muertes; y Brasil más de 41 mil infectados y más de 2,600 muertes. Los norteamericanos y brasileños saben que sus presidentes de equivocaron, porque no supieron valorar que la vida de los seres humanos no tiene precio.
En las localidades, en las regiones como Ancash, en el Perú y en el mundo entero, la lucha por contener el avance del COVID19 no tiene camiseta política; todos tenemos que alentar y valorar cada uno de los resultados que se logre en la gestión de la emergencia. Hoy más que nunca necesitamos liderazgos propositivos y trabajo concertado, que ponen por encima de todo el derecho a la vida y el interés común.
La crisis derrota a los improvisados; la crisis inspira a los emprendedores.