Es aún poco tiempo, para evaluar los resultados iniciales de la gestión del presidente Castillo. Siendo objetivos, los resultados en cualquier nivel de gobierno llegan cuando se organiza bien la gestión y especialmente cuando se tiene un plan concreto con objetivos y metas bien definidas, un buen equipo con profesionales y líderes experimentados y competentes, y cuando se pone en marcha el plan y se ejecutan los programas, proyectos y actividades oportuna y transparentemente, resolviendo los problemas más sentidos de la población.
En mi experiencia, no se construye un buen gobierno, cuando no hay capacidad para liderar una gestión, cuando se sede a las presiones políticas, ideológicas o de los amigotes, cuando no se toman decisiones responsables y peor aún cuando el capitán deja el barco a la deriva, o a merced de los piratas y corsarios que solo quieren saquear los recursos y las esperanzas de un pueblo.
El presidente Castillo, aún está a tiempo, de releer su mensaje del 28 de julio, de ordenar su gobierno, de corregir los exabruptos iniciales, de cambiar a los ministros incompetentes y de rearmar su gabinete ministerial con líderes, lideresas y profesionales con fibra social y de probado talante democrático para impulsar las políticas sociales transformadoras que no traicionen la voluntad de cambio de millones de peruanos.
En esa misma dirección, es un serio error político del poder ejecutivo a través de su ministro de trabajo, de empezar a montar estructuras organizativas paralelas como lo recientemente ocurrido con el gremio de los maestros, donde hace algunos días se dio a conocer la inscripción de la Federación Nacional de Trabajadores en la Educación del Perú (Fenate Perú) organización allegada al presidente Castillo, que nace con el claro objetivo de hacer un trabajo paralelo o confrontacional con el histórico SUTEP.
Este proceso enrarecido que vive el país en los primeros días de gobierno del presidente Castillo, debe cambiar de rumbo, para detener un evidente escalamiento de la confrontación política que podría desencadenarse en los próximos días con motivo del voto de confianza al gabinete de Guido Bellido. Sin duda alguna está en manos del presidente de la república tomar el toro por las astas y cambiar su estrategia autodestructiva.
Las voces de alerta son confirmadas por las recientes encuestas publicadas por Datum y CPI , donde el nivel de desaprobación del presidente Castillo alcanza el 41 y 47.7% y su aprobación es menor al 40%; en tanto un 85% está en desacuerdo con la intervención de Vladimir Cerrón en las decisiones del gobierno.
Por ello, es crucial que el profesor Castillo, deje de ser rehén de sus compromisos, temores y demonios, se empodere del rol de presidente inclusivo que impulse políticas sociales transformadoras y se atreva a levantar el sombrero y a salir del túnel del oscurantismo; antes que sea demasiado tarde.
Un gobierno en las sombras de poderes trasnochados, solo traerá un gobierno mediocre , autoritario y autodestructivo. Si el presidente Castillo se atreve a darle transparencia y luces transformadoras, podrá aún ser recordado como el presidente del bicentenario. Maestro Castillo no mande su gobierno al diablo.