fbpx
Connect with us

Mis lectores (uno)

Foto: Áncash Noticias

Crónicas de un Ciclista Librero

Mis lectores (uno)

Las experiencias y vivencias captadas por el autor al momento en que entrega los libros a los cada vez más ávidos lectores.

image_pdfExportar a PDFimage_printImprimir

Lo más valioso de vender libros en bicicleta, considero, son las conversaciones que tengo con los lectores; aquellos instantes, segundos o minutos son sin duda los momentos más hermosos. Son encuentros emocionantes con niños, amas de casa, profesores, padres de familia… en fin, con diversas personas que me esperan en la puerta de sus casas con mucha alegría.

En las primeras semanas que emprendí la aventura de vender libros, recibí una curiosa llamada telefónica de una ama de casa que me pedía de manera urgente llegar a su vivienda porque su menor hijo se encontraba muy pegado al celular y no hallaba otra distracción para que saliera de eso. Cuando recibió mis libros me pidió que le trajera más textos de otros autores; gentilmente, le respondí que me volviera a llamar indicándome qué libros deseaba leer su hijo; yo no tenía inconveniente en regresar a su vivienda. Otro día vendí un paquete de libros a un joven que trabajaba en un banco; y ocurrió casi lo mismo: cuando me iba alejando, me dijo si tenía más libros. Preguntas que me hicieron pensar que era urgente ampliar los títulos de las publicaciones que cargaba en mi anaranjada mochila, pero también me hizo pensar que estos lectores no habían comprendido que yo era un escritor vendiendo sus textos, sus propias obras, y no un librero en bicicleta; como lo soy ahora.

En estos recorridos también me he encontrado con niños que me esperan en sus puertas, mirándome sorprendidos cuando bajo de la bicicleta completamente protegido con mis dos mascarillas, protector facial, gorro y alcohol en mano. Recuerdo muy bien la emoción de una niña cuando le entregué los libros a su papá y bajó de su carro presurosa porque quería leer los relatos del terremoto, arranchándoselos de sus manos. Han sido diversas las emociones que he experimentado en todo este tiempo y que las guardo muy dentro de mi corazón.

Cuando escucho a muchas personas que se quejan de no tener plata para comprar libros, me acuerdo de una lectora que me escribió al Messenger pidiéndome tres libros; para esa fecha ya cargaba textos de otros autores ancashinos, así que me dispuse a ir a su casa; la buscaba y buscaba no la encontraba (en otra crónica contaré lo desordenada que es la numeración de las calles en nuestra ciudad), y no me imaginaba que aquella señorita viviera en una casa muy sencilla y humilde al costado del río. ¡Tres libros, compró tres libros! Mientras otros sufren por comprar uno solo o lloran cuando gastan en libros, ella, a la que no le vi el rostro porque mandó a su hermano a recibir los textos, me sorprendió enormemente. Por la modesta casa en la que vivía, de seguro con varias carencias, ella prefería educarse en comprar libros. Me emocioné mucho cuando me iba alejando, y consideré que era una lección de amor por los libros que deberían tener muchos jóvenes.

Una mañana recibí la llamada de un profesor que pedía mis libros; no vivía muy lejos de mi casa, pero me agradó la charla que sostuvimos. Primero me contó que trabajaba en un colegio rural y había leído una nota publicada en Facebook sobre mi emprendimiento. “Te he visto”, me dijo, y saludó lo que hacía. Me contó que le gustaba leer, cosa bastante extraña en un docente, pues estos ahora leen muy poco. Mientras hablábamos se acercó a la bicicleta y leyó el cartel, como cerciorándose de que se trataba de mí: “Leer te salvará la vida”. Fue reveladora la conversa con él en esos minutos.

En todo este tiempo me he encontrado con diversos lectores; a cada uno los llevo en mi corazón de manera especial porque han sido las piedras para construir el cimiento de este hermoso proyecto que me da muchas alegrías, aunque también muchas ganas de no quedarme estancado y avanzar de manera sostenida en mi tarea de difundir la lectura.
Por si olvidé a alguno de mis lectores, no se preocupe que seguiré recordando y escribiendo los mejores momentos que viví llevando mis libros en pandemia.

Comentarios

Más en Crónicas de un Ciclista Librero

Tendencia

Facebook

To Top