Virgilio Carrillo, ex trabajador de ESSALUD, es el nuevo presidente del Frente de Defensa de los Intereses del Pueblo de Huaraz. Su elección para muchos ha sido más que una sorpresa, pero pudo su perspicacia política y mejor “muñeca” para ganar.
“Usos de la guerra son vencer o ser vencidos” decía Atahualpa, y así felizmente lo reconocieron los perdedores, especialmente Elvis Solórzano que perdió la elección por apenas dos votos, lo cual es positivo si se tiene en cuenta de que lo que se trata es de fortalecer esta institución tan venida a menos durante los últimos años, cuyos presidentes como Maza Uribe o Salas Cuadros terminaron ser más bien furgones de cola del poder político de turno (de César Álvarez y Waldo Ríos).
Carrillo ofreció que su primera tarea será buscar un consenso amplio teniendo en cuenta diversos problemas que aquejan a la provincia como a la región, como las observaciones que se hacen a la prestación de los servicios de telefonía, electricidad y agua potable y centralmente la falta de nuevos hospitales de ESSALUD y del Ministerio de Salud.
Necesitamos una sociedad civil más fuerte y que despierte del letargo en que todavía se encuentra. Anoche por ejemplo, luego de la difusión de un reportaje de Cuarto Poder, muchos emails y mensajes por las redes sociales que recibimos de diversas partes del país deploraban tener como presidente a un hombre pintoresco como Waldo Ríos, quien no sólo sigue zurrándose sobre sus ofrecimientos sino que parece seguir en campaña con la controvertida donación de terrenos que acaba de hacer aprobar en el consejo regional.
Será entonces necesaria que en la próxima asamblea que encabezará Carrillo se defina una real plataforma de reivindicación y que ojalá ahora no se asemeje como la listas de compra para el mercado sino de aspectos puntuales que interesan a todos los ciudadanos y así se le recuerde e inste de manera contundente a que los inquilinos del poder sepan que están allí porque recibieron un encargo del pueblo y a él se deben.
También el FEDIP tiene que hurgar más a quienes el pueblo no los ha elegido como son los fiscales y los jueces. La corrupción no ha sido hasta el momento drásticamente castigada, muchos casos emblemáticos siguen dilatándose y lamentablemente es común escuchar que muchas sentencias tienen un costo económico.
Un pueblo despierto es un pueblo al que nadie atropella; uno, aletargado es el que deja pasar los abusos por alto. Despertar y unir al pueblo en sus derechos es la primera tarea de la flamante directiva de la institución más representativa de la sociedad civil.