Un triste espectáculo están protagonizando el gobernador regional Enrique Vargas, el abogado Gilmer Asís, el ex presidente del Comité Cívico Anticorrupción Víctor Valdivia y el consejero regional por Huaraz Ángel Durán. “Yo también quiero mi parte si no me das, hablo y te embarro” parece ser la trama de la nueva novela que recién empieza.
La repartija del poder está en juego. Por boca de Valdivia nos enteramos que hubo concertación entre todo ellos para traerse abajo a Waldo Ríos. “Sí nos reuníamos también con el cuñado de Vargas (Héctor Huillcanina)” ah dicho, sin empacho y luego dijo que a Vargas nunca le han pedido nada y que lo querellará por levantar falsos testimonios.
La actuación mayor lo pone en este entramado el controvertido Gilmer Asís. “Han pagado a un magistrado, el entorno familiar de Vargas, su cuñado y esposa manejan todo, tengo audios” ha dicho ganándose las primeras planas, pero luego resbala mostrando conversaciones privadas con la esposa del nuevo gobernador y la molestia de ésta cuando Asís ventila el asunto en los medios. Luego autodelantándose solo −en una entrevista a Canal 13− reconoce que “quería poner a disposición del nuevo gobernante regional su vasta experiencia, pero prefirieron a otros” es evidente que su bronca bullanguera es por la repartija.
Ángel Durán, no se queda atrás, fiel a su formación del Pedro que negó a Cristo, ahora no se quiere acordar que fue la pieza clave de la campaña embaucadora de Ríos. Interesadamente “respalda a Vargas” en sus respuestas a Asís para luego espetarlo de “extorsionador y enfermo sexual” pero en un audio que circula en las redes sociales califica de “Nadine” a la esposa del gobernador.
Con esta actuación doblez lo que quiere es ser elegido vicegobernador para que en la eventualidad de que caiga Vargas (por su pendiente proceso judicial) haga realidad su sueño de ponerse la banda de gobernador.
Finalmente, en el rol estelar, el gobernador regional acusa a Asís y Valdivia de haberle pretendido presionar para cargos y asesorías, niega que haya injerencia familiar para rematar con “si lo veo a Asís lo voy a agarrar a correazos”. Nos quedamos con lo de los correazos, pero para los cuatro, por ventilar sus desencuentros luego de sus amores interesados, aunque también hay que agradecerles a todos ellos por abrir los ojos a la ciudadanía que no podemos confiar en ninguno de ellos y condenar, como los universitarios en Lima, toda la nefasta repartija.