Miguel Aguilar Díaz, arqueólogo que dirige una investigación en la provincia de Recuay, descubrió una gran cantidad de pinturas rupestres en varios bosques de piedra que aún no habían sido registradas anteriormente, relacionadas a una milenaria tradición de culto a los ancestros (Auquis) y al agua. El hallazgo se dio en la jurisdicción de Pampas Chico, Huambo e Ichoca, en este lugar se desarrolló anteriormente la cultura Recuay.
El catedrático de la Universidad Santiago Antúnez de Mayolo (UNASAM), Miguel Aguirre, descubrió meses atrás una pirámide inca semisepultada difundido por el diario La República y que dio la vuelta al mundo rápidamente.
El arqueólogo explicó, sobre la pintura rupestre, que están elaboradas en diferentes técnicas y representan marcas territoriales de grupos étnicos y políticos en relación con sus huacas o santuarios de origen mítico, y configuran lo que llega a ser el paisaje cultural y político de esta zona.
Aguilar sostiene que, “En las figuras se pueden apreciar formas humanas mezcladas con atributos de animales (felinos y serpientes), posiblemente de seres míticos o divinos. También figuras de camélidos y aves, así como figuras geométricas que representan elementos de sus antiguas cosmovisiones”.
La zona está conformada por las nacientes de los valles del Santa y Fortaleza, alrededor de la laguna de Conococha, que desde épocas incas era considerada como sagrada, pues de sus aguas nacen estos dos importantes ríos que llegan hasta la costa. En esta área se hallan los 350 lugares con arte rupestre que han registrado. Pero no solo han encontrado pinturas rupestres, también lugares con fortalezas o “pucarás” en la cima de algunos cerros, caminos antiguos y cuevas con restos de puntas de flecha de antiguos cazadores recolectores.
El experto detalló, “El lugar más grande es el sitio de Hatun Machay, ‘Gran Cueva’ en quechua, un imponente lugar arqueológico testigo de las ocupaciones humanas más importantes desde la época de Guitarrero y Lauricocha hasta los incas. El valle alto del Fortaleza es la evidencia más importante de la relación entre la fe de un pueblo milenario en armonía con el paisaje, la historia y la geografía. Los Andes son el único lugar en el mundo donde los dioses no se separaron del entorno, un apu es un cerro y un dios al mismo tiempo, cosa que no ocurre en otras culturas del mundo”.
La misión fue registrar e inventariar cada uno de los restos arqueológicos de toda la región, para establecer las bases de su cuidado, preservación y estudio científico.
Cabe resaltar que la cultura Recuay fue descubierta por Julio C. Tello, en 1919. El estilo Recuay fue descrito inicialmente por Eduard Seler, en 1893, sobre la base de cerámicas llevadas al Museo Etnográfico de Berlín.