“Si así fuera la afluencia turística de cada fin de semana, otra sería la historia de Ancash” me decía ayer un colega, al ver cómo los visitantes atiborraron por completo las calles y hospedajes de todo el Callejón de Huaylas y muchos se desplazaron también a Conchucos.
¿Estamos lejos de esa meta? Si hablamos prospectivamente, no; pero si seguimos haciendo lo mismo, no podremos sino, seguir contentándonos con los visitantes de Fiestas Patrias o Semana Santa.
Para eso hay que dejar de lado la informalidad que se aprecia aún en muchas autoridades y empresarios turísticos. Los primeros, en no ser drásticos para hacer respetar las ordenanzas y las leyes que existen, además por no implementar el Plan de Desarrollo Turístico, que sigue en el papel; y los segundos, en no respetar las mismas con actitudes mercantiles antes que empresariales.
Pese a las debilidades anotadas, las vías recientemente construidas como: Casma-Huaraz y Carhuaz-Chacas-San Luis ya apuntalan la fluidez que otrora no existía; ahora que ya la vía Cahuish-Succha comenzó a asfaltarse y en el Ejecutivo se desempolva el proyecto de asfaltado hasta Sihuas, definitivamente el futuro no deja de ser alentador. Ya nos estamos imaginando que apenas se culmine el asfaltado Chavín de Huántar y la Laguna de Purhuay los visitantes a esos destinos crecerán geométricamente; igual ocurrirá con Llanganuco si se hacer realidad un proyecto similar.
Las carreteras son las venas del desarrollo y dinamizan las actividades turísticas. Chacas y San Luis, este último feriado largo, incrementaron sus visitantes; pero ahora los empresarios de esas zonas tienen mejorar sus servicios.
Por eso insistimos en que los dueños de establecimientos turísticos tienen que dejar de ser mercantilistas para ser empresarios. ¿Cuál es la diferencia de uno y otro? Notable, los primeros sólo miran el momento y viven recordando su pasado y entonces en temporadas altas suben sus tarifas en demasía, equivocadamente piensan que con eso asegurarán sus ingresos “aprovechando la oportunidad”, sin darse cuenta que ello es perjudicial, es más bien un boomerang, puesto que ningún turista maltratado volverá y recomendará mal; en cambio si el pensamiento EMPRESARIAL se acentúa, los servicios mejorarán y los precios no serán sino los razonables. Eso porque un verdadero empresario sabe que el presente es la construcción del futuro. Tan elemental como que uno más uno es dos.
Y en cuanto al gobierno regional, éste tiene una labor totalmente crucial a través de la Dirección Regional de Turismo, que no puede seguir siendo una simple oficina normativa y desimplementada; debe ser más bien una institución promotora del Plan Estratégico de Turismo; ahora ya no hay peros para seguirse quedando. El nuevo sistema de inversiones INVIERTE.PE estimula proyectos que antes el tradicional SNIP los mandaba al tacho. La pelota está en la cancha del gobernador Luis Gamarra como de la directora Liz Durán.
Los gobiernos locales tienen que sumarse a las tareas de dirección que tenga que impartir el gobierno regional y no “competir” en actividades. Tienen que mirar el engranaje y no sólo una parte.
En fin, impulsar la actividad turística es tarea de todos.