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Corte Suprema: ¿corrigiendo el entuerto?

Con mucha expectativa se aguarda la vista de causa que tendrá lugar el próximo 24 de agosto cuando la Sala de la Corte Suprema de Justicia examine el recurso de casación del gobernador suspendido Enrique Vargas.  Si el colegiado da la razón al recurrente, sin querer queriendo, se harían varias carambolas que permitirían descubrir con qué hilos, ciertos magistrados dicen “administrar justicia”.

Por de pronto, ya un primer magistrado, de primera instancia valga la redundancia, parece haber caído en desgracia porque sus superiores detectaron –por otros casos- que torció la Ley y han recomendado su destitución.  Es ese juez que inventó un extraño concurso ideal de delitos –cuando el proceso estaba ya en marcha y la estación para incorporar nuevas figuras había fenecido- y que desproporcionadamente le infligió a Vargas la pena de cinco años de prisión efectiva.

El fallo judicial sorprendió a todos, especialmente a los jurisconsultos que por todos los ángulos habían reparado que al juez se le fue la mano (o se la rompieron), como tejió rápidamente la leyenda urbana.

El colegiado de segunda instancia tuvo en sus manos el quemante asunto pero la sentencia de primera fue ratificada por unanimidad; pero igual, la calle habla de las extrañas movidas que se dieron y donde un alto funcionario regional actual –que parece ser inamovible- habría movido sus hilos, porque coincidentemente ciertas evidencias apuntan más bien al tinglado que ejercen ciertos empresarios –a quienes la región les adeuda- moviéndose tras el telón para imponer su poder fáctico en este caso y en varias prisiones preventivas.

Y cómo se nota que esta última premisa podría estar yendo al hilo de la madeja porque, ante la publicación de la fecha de la vista de causa, haya nerviosismo entre los empresarios que postulan a varias obras que licita el gobierno regional y en el tinglado mediático que atacó al suspendido gobernador tratando de inventar algún nuevo argumento, y alguno parece haberse dado cuenta de haber sido vilmente utilizado.

Si la Suprema corrige el presunto entuerto, el juego de billar político se habrá dado: Gamarra tendrá que volver a cederle el sillón a Enrique Vargas, pero también a ser investigado por su ineficiencia y los cuestionamientos que cada día cosecha…y, en los predios judiciales podría profundizarse la razzia.

Si el colegiado supremo, en cambio, ratifica lo obrado.  La leyenda urbana quedará como tal, pero sentarán, acaso, un precedente o mejor dicho JURISPRUDENCIA, para que se expidan otras sentencias de casos similares como la de la parlamentaria Yesenia Ponce, a quien sus colegas y la justicia hasta ahora no la tocan.

Proyectando a futuro, y en cualquiera de los escenarios del fallo podremos rememorar el aforismo del Derecho Romano: “Dura lex, sed lex” (Dura es la Ley, pero es la Ley).

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