Una jornada ejemplar de civismo se vivió ayer en Huaraz y los pueblos del Callejón de Huaylas durante los Censos Nacionales 2017 que desarrolló el Instituto Nacional de Estadística e informática. Los vecinos acataron en su mayoría la inamovilidad y esperaron a los empadronadores en sus viviendas.
La ciudad lució desértica, sólo unos cuantos vehículos autorizados previamente circularon por las calles y a quienes lo hicieron sin permiso la policía los intervino. Fue más bien notoria la presencia de la Policía Nacional, especialmente en los sectores estratégicos.
Después de mucho tiempo se vio una ciudad apacible y tranquila sin los molestosos claxon de los vehículos que propician la contaminación sonora, mientras los empadronadores –en su mayoría jóvenes- se desplazaban por las manzanas y viviendas asignadas para cumplir su labor. Algunos vecinos los recibieron en sus salas y otros sólo respondieron en las puertas de sus viviendas, pero no se reportó ninguna irregularidad o hecho policial alguno, como en cambio ocurrió en Chimbote.
Los primeros en ser censados fueron las autoridades regional y local. Al domicilio del prefecto Alex Cordero Cuisano, ubicado en el barrio de Belén, se trasladó el jefe del INEI Ancash Carlos Rivera Vizcarra; mientras que el responsable de los Censos, Pedro Córdova, hizo lo propio en el domicilio del alcalde de Huaraz, Alberto Espinoza Cerrón.
Ambas autoridades lucieron de buen humor y recibieron a los empadronadores y periodistas en la salas de sus domicilios.
Al término de la jornada el responsable de los Censos Nacionales, Pedro Córdova, felicitó el entusiasmo puesto por los empadronadores como la cultura cívica que mostró casi la totalidad de la población que acató las indicaciones que previamente dio el INEI.
Sin polos
Sólo hubo un detalle que ligeramente opacó la jornada censal: la falta de polos o chalecos identificatorios que debieron lucir los empadronadores como ocurrió en anteriores oportunidades.