Con suma preocupación la representante de la Oficina Defensorial, Rina Rodríguez Luján, acaba de revelar que tras más de 30 días de conflicto no hay atisbos de entendimiento entre la minera Barrick y los comuneros de Atupa y Antahurán mientras preocupantemente vemos algunas injerencias que tienden más a complicar el asunto que a solucionarlo.
Nos estamos refiriendo a la innecesaria sesión de concejo que para hoy la programado –en Jangas- la comuna provincial de Huaraz que parece no entender su rol y más aún cuando otros entes como la propia Defensoría y la Presidencia del Consejo de Ministros ha venido agotando sus esfuerzos para tratar de instalar una mesa de diálogo.
Un foro de concejales con sus divisas políticas y dada la polarización que se observa en la propia comuna huaracina difícilmente puede inspirar la suficiente confianza de ser un mediador y menos aun cuando sus integrantes han brillado en las anteriores reuniones de negociación como la de 2014 en que el por vez primera logró tenderse puentes entre las comunidades, empresa privada y gobierno central que devinieron en la programación de diversos proyectos.
Precisamente en esa mesa de diálogo fue tratado el tema controversial de la fuente Yarcoc y que ahora ha sido retomada y merece ser revisada –técnicamente- y no de manera política, como las otras demandas que se han planteado durante las últimas semanas.
Hay que ver que ambas partes vienen perdiendo. De un lado, las empresas comunales que operan en ese lugar e incluso algunos empresarios comuneros locales que le prestan y le han prestado servicio a la minera están perdiendo horas hombre y economía, como la minera que ve restringida sus operaciones de cierre con muchos trabajadores en mina que no pueden bajar a la ciudad por el temor de ser atacado en los bloqueos.
Precisamente la semana pasada este último tema dio lugar a que las empresas que prestan servicios interpusieran denuncias, las mismas que fueron tratadas en la sesión buscando el diálogo, se acordó retirarlas pero los comuneros pese a ello insistieron en que no podían levantar su medida de fuerza, olvidando que no se puede dialogar en medio de condicionamientos. Distensión, es lo que hace falta y justamente para lograr eso las reuniones políticas municipales, congresistas que quieren justificar su opaca actuación en el Parlamento, y otros, como algunos abogados, que se preparan para ser candidatos en las próximas contiendas municipales no ayudan a eso; se entiende que quieren llevar agua para su molino, cuando la paz social es lo más urgente.
Que el llamado de la defensora no quede en el vacío, ambas partes deben retomar el diálogo para analizar fríamente la coyuntura que eventualmente los enfrenta y lleguen a armonizar criterios que ayuden de paso a normalizar las relaciones que tuvieron.