No hay que ser brujos ni adivinos para pronosticar que dentro de una semana el alto número de postulantes regionales, provinciales y distritales se reducirá a poco más de la mitad debido a la improvisación y negligencia en las que han incurrido la mayoría de los partidos políticos y movimientos regionales que esperan participar de los comicios de octubre.
Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que esta situación que ha sido una constante lamentable en cada evento electoral ahora ha tocado fondo. La falta de respeto a las normas electorales les va a pasar factura.
Una rápida revisión de las hojas de vida de los aspirantes, sin ser miembros del JEE, nos adelanta a decir que la mayoría de los personeros no observaron adecuadamente la Ley de Cuotas.
Hay varias listas donde no se han respetado el número mínimo de mujeres o varones, reservados en un 30% (artículo 12 de la Ley de Elecciones Regionales N° 27683 e inciso c) del Art. 10 de la Ley de Elecciones Municipales 26864)
Igualmente se advierte la falta de jóvenes y nativas en varias listas. 20% deben ser jóvenes entre los 19 a 29 años de edad, y en cuanto a la cuota indígena, el 15% de representantes de las comunidades campesinas o nativas deben aparecer en la relación de candidatos a los consejos regionales.
Las resoluciones del jurado N° 0082-2018 y 0083-2018 precisa claramente que ante la falta de cumplimiento de estas cuotas los Jurado Electorales Especiales declararán la IMPROCEDENCIA de una fórmula o lista regional o municipal, de manera insubsanable, quedando definitivamente sin inscripción.
Otra regla de oro que ha sido cruelmente vulnerada por los dirigentes y personeros improvisados de las agrupaciones políticas está referida a las elecciones internas, considerando que en su lista la presencia de un 75% de afiliados es de imperativo cumplimiento. En las listas de aspirantes preliminarmente publicadas por el JNE se advierte que la mayoría ha hecho tabla rasa de esta disposición y muy alegremente varios camaleones han saltado no solo de una a otra agrupación, sino los cambios de chaqueta han sido sorprendentes hasta en cuatro oportunidades. Allí está el rol perspicaz de los jurados electorales especiales.
Démosle tiempo necesario y prudente a los integrantes del jurado para examinar las solicitudes y no hayan más candidatos que burlen el control como ocurrió en las elecciones anteriores, si hubiera habido suficiente celo, la candidatura de Waldo Ríos nunca hubiera pasado, por ejemplo.
“Dura es la Ley pero es la Ley” dice un aforismo del Derecho. Es hora de poner fin a tanta improvisación y criollada de muchos que aspiran -nada menos que- a gobernarnos.