Ni siquiera el más mísero autor de una novela pudo imaginar una final tan dolorosa como lo ocurrido ayer en el Rosas Pampa de Huaraz. No sólo no cobraban sus sueldos y también tuvieron que pasar por muchas penurias económicas debido a la irresponsabilidad de sus dirigentes, sino que a falta de cinco fechas que culmine el campeonato prácticamente quedaron descendidos, a eso le sumamos la partida de muchos jugadores (Salomón Libman, Tulio Etchemaite, Cristofer Gonzales, Cristian Adrianzen, José Canova) todos ellos fueron pieza importante de un que quedo desmoronado, y que se vio a venir la poca actitud, entrega y sacrificio de algunos jugadores con esta ciudad que los acogió con mucho cariño que no demostraron dentro del campo de juego.
La derrota frente a los ayacuchanos caló muy profundo en el plantel y entre los hinchas huaracinos. Aunque la mayoría de jugadores, simpatizantes e hinchas le restaban importancia al mal momento que atraviesa, resaltaban el resultado que obtuvieron la derrota y la eliminación de la competencia local, el hincha salió mal y fue mucho más allá en el análisis y su conclusión fue dura.
Las estadísticas de los rosarinos en el torneo simplemente quedaran para el recuerdo y olvido. Apenas han sumado cinco puntos en sus últimos quince partidos disputados. Nadie imaginó algo similar antes de la competencia, lo que únicamente reafirma la pobre administración y una buena sostenibilidad económica dentro de un club peruano, porque no podemos escapar que los llamados “clubes grandes” manejan el fútbol peruano. Ahora solo queda esperar que pasara en los siguientes capítulos de esta novela “Crónica de una muerte anunciada” de Gabriel García Márquez.