Cuando las aguas están agitadas se conoce al capitán del barco puesto de que de su palabra y guía dependerá el bienestar o desgracia de su tripulación.
Tal vez sea esta la metáfora que mejor resuma las 48 horas de zozobra que se sintió en la región tras la difusión de un reportaje periodístico donde se ponía en tela de juicio la probidad del nuevo gobernador regional, y como lo puntualizamos en nota editorial anterior sobre el caso, nos hacía temer que ya estábamos frente a una peligrosa réplica de lo sucedido durante los gobiernos de César Alvarez o Waldo Ríos.
Hoy, el gobernador reapareció y dio su versión. Precisando elementalmente: 1) que no está acusado por el Ministerio Público, 2) que el procurador Richard Asmat tendría información sesgada e incluso lo emplazó y 3) su compromiso de ejecutar el proyecto Chinecas.
En el primer caso se deja por los suelos la versión que circulaba por las redes sociales que en las próximas horas podría dictársele prisión preventiva. A la luz de los hechos, sin haber acusación formal ni investigación preliminar ante el Ministerio Público, el asunto deviene en solo delirio opositor.
En el caso del procurador Richard Asmat, éste está obligado a precisar y aclarar por qué se demoró tanto para acusar en un programa periodístico y no en el canal correspondiente como es el Ministerio Público.
Y en el compromiso de ejecutar Chinecas, es hora de que el gobernador dé más pasos firmes. Ya se ha anulado una ordenanza que pretendía pechar al Ejecutivo; ahora que el gobierno central tiene la voluntad de apoyar al proyecto agroindustrial ancashino es necesario revisar con cabeza fría la norma de la composición del directorio, pero más que eso la tarea que los ministerios, las municipalidades y el gobierno regional tienen que poner de su parte para tratar el asunto capital: la ocupación precaria de centenares de posesionarios que dificultan la viabilidad del anhelado proyecto.
El descargo a los días de zozobra ha servido también para que el gobernador anuncie para el 10 de abril la realización de una conferencia de prensa donde dará cuenta del estado situacional de la administración que ha heredado; tan desordenada por las inestabilidades políticas que generaron la reelección de Alvarez como el fiasco que fue la elección del improvisado Ríos.
Ese día esperamos no conocer sólo el diagnóstico del mal; sino también las soluciones o la cura: la hoja de ruta, que venimos reclamando desde hace semanas.
Por lo demás, bien el talante que ha mostrado hoy el gobernante regional para rescatar la tranquilidad y estabilidad que nos hace falta, si queremos salir del fango de tanta improvisación de los últimos ocho años.