Sector Transportes hace agua. Nada parece haber cambiado desde la gestión de Waldo Ríos a la fecha en la Dirección Regional, los directores que se sucedieron unos tras otros duraron poco y no estuvieron a la altura de sus responsabilidades, el director regional de Transportes y Comunicacionales Edwin Gamarra Cabrera terminó renunciando al cargo por motivos de salud.
El propio gobernador Juan Carlos Morillo Ulloa ayer confirmó su alejamiento pero no hizo ningún mea culpa y dijo que recién en los próximos días se conocerá a su sucesor, lo cual ahonda la crisis acentuándose el desorden y la y el principio de autoridad en este sector.
Se recuerda que el funcionario renunciante tuvo un debut polémico, luego de ser designado el 3 de febrero apareció recién oficialmente ante los trabajadores una semana después, pero en ese interín sólo ingresaba fuera de las horas de oficina y se dedicaba a participar en actos protocolares.
Durante su presentación pidió disculpas por ese actuar de ese modo y ofreció convertir al sector de ente normativo en ente operativo. Sin embargo sólo fueron palabras y los convenios de rehabilitación de vías tampoco funcionaron pese a la emergencia que han vivido los pueblos. Antes de renunciar también faltó al trabajo 24 días consecutivos.
También se va administrador
Y como poniendo cereza al pastel de las improvisaciones que incurre la administración Morillo en este sector, el polémico administrador Gustavo Espinoza Gómez, también terminó presentando su carta de renuncia luego de que el decano del Colegio de Ingenieros Raymundo Camones lo denunció por hacerse pasar como ingeniero sin tener esa condición.
Espinoza trató de negar el cuestionamiento pero los documentos que firmó y que se encuentran en la institución confirman que sí trató de impresionar a los trabajadores como ingeniero cuando no tenía tal condición. Permanentemente se le veía al lado del renunciante director fungiendo además de «asesor»
Mientras eso pasa en este sector hay varias provincias que requieren ser atendidas en la rehabilitación de su carreteras y entonces el estribillo del gobernador de los «1000 kilómetros de carreteras» comienzan a ser sólo palabras.