La más grande fiesta religiosa de Huaraz adquiere hoy su mayor brillo con la celebración de la Octava del Señor de la Soledad, con misa, procesión y presencia de miles de fieles y danzantes procedentes de diferentes partes del país y de la propia ciudad.
Ayer en horas de la tarde y la noche se vivió un ambiente festivo durante las vísperas cuando los grupos de danzantes procedentes de Paramonga, Barranca, Lima, pueblos del Callejón de Huaylas y de los barrios y caseríos huaracinos llegaron para mostrar sus destrezas.
Shacshas, Atahualpas, Huanquillas, Antihuanquillas, Indios Flecheros, llegaron hasta la plazuela La Soledad aguardando su turno para ingresar al templo donde rindieron su homenaje a las veneradas imágenes central y de procesión, mientras los fieles presenciaban el ritual también se encomendaban con cánticos, oraciones y pedidos personales para pedir sus milagros.
En los exteriores los comerciantes de platos típicos como el Cuchi Canca Huaracino, el ponche y jamón fueron los más consumidos, así como otros platos, apostándose igualmente vendedores de licores y promotores de juegos para deleitar a niños y jóvenes. Viviéndose así, todo un ambiente de fiesta.
Turistas de nacionalidad boliviana y francesa que se encontraban apostados en las inmediaciones del templo destacaron la gran fe y tradición que tiene el pueblo huaracino.
La mejor celebración
Por su parte el historiador y ex director regional de Cultura José Antonio Salazar Mejía, destacó la masiva movilización de los fieles como de los danzantes, convirtiendo a la festividad en el de mayor movilización anual.
Resaltó asimismo la labor que tienen los mayordomos, que son una especie de mecenas, que financian la presentación de los danzantes (quienes a la vez tienen una promesa de bailar por 4 o 7 años seguidos), espectáculos y castillos.