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Institución policial en la mira

Dos casos muy sonados y de primera plana han sacudido la institución policial de Ancash, en solo dos semanas: el primero, un efectivo que disparó a su colega en la propia DEPINCRI y el segundo, el feminicidio policial.

Estos hechos no están desconectados de otros casi cien casos que Inspectoría tiene en sus manos tanto en Huaraz como en Chimbote.  En ellos, los propios efectivos policiales son protagonistas de hechos policiales como violencia familiar, omisión a la asistencia familiar, extorsión e indisciplina.

La prefecta regional acaba de anunciar que pedirá de inmediato una reunión con el jefe de la Macro Región Policial para solicitarle un informe pormenorizado de todos esos casos, al estimar que son preocupantes para la sociedad, que ve con estupor de cómo agentes que -se supone- deben preservar el orden y la seguridad, producen más bien desorden e inseguridad.

Los dos últimos casos merecen un análisis especial:

¿Cómo es que en la misma oficina del Departamento de Investigación Criminal un efectivo dispare a su colega y la oficialidad diga que es un confuso incidente que está en investigación y nada más?, hasta ahora no se ha vuelto a hablar del asunto; tal parece que se trata de enfriar el asunto, que ocurre nada menos en una repartición que debe esclarecer los casos de criminalidad.

Y lo ocurrido el viernes, el feminicidio policial tiene varias aristas: la primera, es que era de dominio público, a decir de sus colegas, que ambos mantenían una relación sentimental informal (en vista de que Néstor Giraldo era casado) situación que, en algún momento, fue de conocimiento de la oficialidad y que fue reportado a los familiares del presunto victimario. La segunda, es que durante la diligencia del levantamiento del cadáver, se filtró a las redes sociales una criticable fotografía donde la víctima aparece semidesnuda.  Ambos hechos laceran profundamente las normas de ética y conducta a las que están llamadas a guardar los custodios del orden.

Precisamente allí es que se pone en tela de juicio si los cortos meses que tienen para formarse como policías son suficientes y si las pruebas de ingreso como la evaluación psicológica al que son sometidos, son las más idóneas.

Los hechos están allí, ahora corresponde a los altos mandos policiales preservar y hacer cumplir sus normas, reglamentos y propiciar una mejor formación y no se siga viendo a la carrera policial como un escape de postulantes que no pudieron ingresar a las universidades e institutos, terminan recalando en las Escuelas de Policía.

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