Dice que el relato bíblico de la famosa tentación en el paraíso es el preámbulo del nacimiento del Código Penal Mundial, porque Eva tipificó con su comportamiento comisivo; y Adán, omisivo.
Hacer a sabiendas que está mal y las leyes lo prohíben es un delito, como lo es no actuar estando llamado a hacerlo y habiendo sido elegido para ello. Esto último, es lo que ha pasado y sigue pasando con la mayoría de las autoridades municipales y regionales.
La fiscal adjunta de Prevención del Delito expresó su preocupación por que más de la mitad de las autoridades ancashinas hasta ahora no han implementado sus oficinas de gestión de riesgo, a sabiendas que todos estamos amenazados de sismos, lluvias y cuánta contingencia que nos rete la naturaleza. Pero parece que la cosa no es con ellos.
Muchos están agilitos para ver de dónde van ha sacar las tajadas para pagar los favores de campaña, para autobeneficiarse y dejar atrás aquello que no les es rentable económicamente, dejando en el patio trasero a la población que dicen que representan y en la práctica los ningunea.
Para comenzar muchos alcaldes distritales y provinciales, no viven en el lugar donde gobiernan. Sobre todo, los de lugares alejados, optan por definir sus residencias en las grandes ciudades incluso fuera de la región pretextando estar haciendo gestiones, cuando la Ley prevé que el cabeza de toda Defensa Civil, es su alcalde. Lo hacen por control remoto.
Cuando están en los medios chimbotanos, huaracinos o huarinos declaran pidiendo apoyo, pero no le cuentan que adentro en sus municipalidades no pasa nada y tampoco rinden -hasta ahora- los desembolsos asignados por el gobierno para las emergencias.
Durante la última reunión de la plataforma regional, de la omisión se contagiaron todos. Pese a la gravedad del sismo en el oriente y que tuvo repercusiones incluso en Ancash, desde el gobernador regional, funcionarios y muchos alcaldes, brillaron por su ausencia, revelando que la seguridad para ellos es la última rueda del coche. ¡Qué, distintos no, de Muñoz (alcalde de Lima) o Forsyth (alcalde de La Victoria) que están a la cabeza cuando las papas queman!
Ante esta caricatura grotesca de falta de sensibilización y responsabilidad se hace necesario que el Ministerio Público ya denuncie a los infractores por omisión y se publique la lista completa. Los mismos omisos, están iniciando sin querer queriendo sus campañas para su propia revocatoria o vacancia.
Si no dan talla para ser autoridades, mejor renuncien y dedíquense a hacer otras cosas. Política, es servir; no, servirse.