El Congreso de la República y el Poder Ejecutivo nuevamente están enfrascados en pugnas y enfrentamientos por intereses mezquinos y de grupo, y no están tomando con la debida seriedad la reforma política y la conducción del país.
A la inmensa mayoría de peruanos nos queda claro que los partidos políticos están desprestigiados, que no tienen en sus filas personas de reconocida trayectoria y solvencia moral, y que hace muchos años han abandonado la tarea de formar buenos cuadros a nivel ideológico y técnico.
Esta situación se pone en evidencia en los procesos electorales al ver y escuchar a candidatos sin ninguna preparación política ni programática. En otras palabras, la mayor parte de los candidatos, con honrosas excepciones, dan pena, y a falta de buenas propuestas solo apelan a organizar campañas clientelistas y muchas veces millonarias, comprometiendo anticipadamente los recursos de los gobiernos locales, regionales y nacional, aceptando apoyos de empresarios o grupos de poder con experiencia en estas lides y de dudosa reputación moral.
El resultado de los procesos electorales es conocido por todos: alcaldes, gobernadores regionales y congresistas improvisados y sin mayores calidades, quienes al asumir sus funciones ‘hacen agua’ por todos lados, no nos representan bien y de inmediato aprovechan la mínima ventana para reproducir las viejas mañas de la corrupción.
Por eso hoy más que nunca es urgente llevar adelante la reforma política que permita dar un giro de 180 grados, donde se privilegie la formación de cuadros y la militancia, que abracen de convicción ideas y propuestas para el desarrollo de las localidades, las regiones y el país. Tienen que refundarse los partidos a partir de la inscripción de aquellos que demuestren militantes o afiliados reales, incorporando a jóvenes y a hombres y mujeres de bien que tengan vocación de servicio, desterrando las inscripciones fraudulentas con planillones de firmas falsas compradas al mejor postor, como lo han hecho varios de los actuales “partidos”.
Estoy seguro que nuevos partidos, democráticos y modernos, con afiliados reales, con dirigentes de base y personas preparadas, y descontaminados de la vieja política clientelista, que elijan democráticamente a sus candidatos, será el inicio de una nueva etapa de gobernantes que nos representen, decidan y gobiernen para las mayorías, hoy engañadas y sin voces ni rostros reales.
Hasta hoy no solo el Congreso torpe y autodestructivo está de espaldas al país; también lo está el Poder Ejecutivo cortoplacista y solo empeñado en salir en la foto o estar bien en las encuestas. A los congresistas de Áncash y de todo el Perú los emplazamos a dejarse de tonterías, a pensar en el Perú y aprobar una buena reforma política que permita tener mejores gobernantes y mejor representación en el Congreso. Y al Poder Ejecutivo, liderado por el señor Vizcarra, de igual manera lo emplazamos a dejar la peliculina y la encuestitis y a dedicarse a gobernar resolviendo los problemas sentidos del pueblo, como la inseguridad ciudadana, la reconstrucción y la anemia generalizada.
No es una tarea fácil. Pero nuestro país extraordinario, rico en historia, culturas milenarias y recursos naturales y humanos, se merece un norte claro y un mejor futuro. Esta es una tarea de todos. Estemos vigilantes.
* Gabriel Mejía Duclós es ingeniero agrícola con especialización en ingeniería de recursos agua y tierra, 25 años de experiencia en gerencia y dirección de instituciones públicas y privadas vinculadas al desarrollo social, económico y gestión ambiental, ex candidato a la Gobernación Regional de Áncash.
(Fuente: Radio Santo Domingo, Chimbote)