La informalidad es uno de los males endémicos del turismo ancashino. No entendemos por qué hasta ahora los denominados empresarios turísticos tengan más bien un alma sólo mercantilista de corto plazo y como en el cuento de La Gallina de los Huevos de Oro, en una sola temporada pretendan hacerse de pingües ganancias recuperando presuntamente lo que no ganaron durante meses.
Precios altos que no van aparejado de los servicios ha sido la constante que lamentablemente ha dominado la última temporada alta de Fiestas Patrias, donde las estadísticas señalan que se dobló en afluencia a lo registrado el año anterior pero recrudecieron también las malas prácticas que la informalidad acarrea.
Comencemos por las empresas de transporte terrestre, muchos de los cuales incrementaron sus tarifas en más del 50% por ciento, pero la calidad de sus servicios no creció en el mismo porcentaje. Se incumplieron horarios, y algunos vehículos circularon sin el mantenimiento debido.
Las agencias de viaje turístico, tampoco estuvieron a la altura de sus responsabilidades. Muchos de ellos, teniendo años en el trajinar, siguen echando mano a las unidades vehiculares combis y de servicio interprovincial incumpliendo con la Ley, haciendo esperar horas y horas a los sufridos visitantes, con guías improvisados y con altas tarifas.
La mayoría de los hoteles y restaurantes también subieron sus precios, pero no mejoraron sus servicios, en medio de la insalubridad e incluso pretendiendo enfrentarse a las autoridades competentes.
Estas prácticas mercantiles, de pensar solo en el corto plazo (en el hoy y no mañana), deben de desterrarse definitivamente. El verdadero empresario sabe que la apuesta de hoy es para cosechar mañana y siempre, y entonces cumple con sus horarios, brinda servicios de calidad acorde a las tarifas que cobra y por lo tanto hace la potente publicidad subterránea, que hace que un turista satisfecho sea el mejor propagandista para que no existan solo una o dos temporadas turísticas altas, sino sea siempre constante.
A tono de lo que decimos, reclamamos ahora que las autoridades competentes: Dircetur, gobiernos locales, INDECOPI, Transportes, Ministerio Público y otros apliquen el brazo firme de la Ley. Basta ya de contemplaciones, por unos cuantos mercantiles el Turismo en Ancash no puede seguir en la lona.