El inicio de la construcción del local de la Facultad de Medicina Humana de la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo deja muchas lecciones y retos que son necesarias resaltar, en una región y localidad donde la mayoría de sus autoridades y conductores sucumben en el cortoplacismo y la miopía de la falta de visión.
Sólo una adecuada visión puede guiar el camino de una institución y una persona, sino se anda extraviado. Eso lo sabe muy bien el rector Julio Poterico Huamayalli que desde el inicio de su gestión logró plasmar un plan estratégico con ejes muy bien definidos, de manera que el norte está bien definido y por eso no sucumbió ante los escandaletes de mediocridad que pretendieron tumbar su gestión.
Hace unos días lo recordó cuando previamente hizo referencia cómo por mezquindades y posiciones pasadistas, Huaraz hasta ahora no tiene un centro comercial y tampoco un hospital, y…casi se queda sin Facultad de Medicina.
Sobre esto último el camino estuvo lleno de vicisitudes, primero la presunta oposición de un puñado de vecinos que irrogándose representación pretendieron que en los terrenos de Soledad Alta no se construya; pero cuando se produjo la explicación y socialización casa por casa, lo entendieron y se hicieron presentes. En el asunto de la autorización, igual, ex autoridades municipales timoratas -«midiendo» el supuesto pulso de los opositores retrasaron el cambio de uso y el otorgamiento de la licencia correspondiente. Pero cuando la visión está bien puesta, se llega a la meta.
Se sacó el clavo la autoridad universitaria y, de paso, ahora será recordado por su legado, en base a decisión política y un firme planeamiento que, son las claves para avanzar y no quedarse estancados.
Ahora la construcción del moderno edificio -que cuenta con todos los estándares exigidos- plantea otros retos colaterales: que marchen a la par también la construcción de los nuevos hospitales de Huaraz (del Ministerio de Salud) como de EsSalud, que también por falta de decisión política se siguen postergando. Ya es tiempo que la capital de Ancash tenga equipos médicos y profesionales de alta calidad y nuestros pacientes no sigan siendo referenciados a Lima o a Chiclayo.
Hoy toca también a nuestra universidad formar buenos profesionales médicos, especialistas que reviertan los déficit en las atenciones de salud, que siendo del propio lugar tengan un mejor compromiso con los pacientes y la población entera.
Bien lo decía el propio sabio Antunez de Mayolo: «Del esfuerzo de sus hijos, depende el desarrollo de los pueblos» en este caso, en la UNASAM, lo han internalizado bien.