Se viene un calendario difícil para Ancash tras la pandemia del coronavirus con efectos económicos y sociales que se irán percibiendo en el transcurrir de los siguientes días y que pondrán a prueba, una vez más, la idoneidad de las autoridades regionales como locales.
Acaba de reportarse un primer caso en la ciudad de Chimbote y a la única autoridad que hemos visto actuar es al director regional de Salud, mientras que el gobernador regional se pierde en actividades frívolas como el reciente viaje a Alemania pese a que el evento internacional para el que fue autorizado fue cancelado. Un pésimo ejemplo de la autoridad regional que ahora por este asunto debe ser interpelado por el consejo regional, si es que todavía hay fiscalizadores además de solicitarle un programa integral para afrontar la crisis.
El programa integral requiere que el asunto sea precisamente liderado por la autoridad regional potenciando los hospitales referenciales como los puestos de salud que se llenaron de personal pero ha descuidado en su implementación, además de la coordinación intersectorial para que las medidas dictadas por el gobierno central cumplan su cometido.
La parálisis que supone los quince días de «aislamiento social» también van a resentir la economía regional en todas sus actividades y por ello cuando pase los días de cuarentena es necesario ver a un gobierno regional más eficiente consolidando las inversiones públicas que durante el año pasado no sobrepasaron la meta del 70% exigido por el Ministerio de Economía y Finanzas, lo que supone que este año el gobierno regional no tendrá los incentivos que debería haberse hecho acreedor. Las palabras y los videos institucionales, señor gobernador, no son muestras de gobierno, sino de campaña; tiene que pasar a la acción.
En el plano municipal, igual hay que demandar a la mayoría de los alcaldes provinciales y distritales que tampoco pasaron la valla del 70% para esmerarse no solo en la inversión pública sino en la prestación de los servicios a la colectividad que hasta el momento no han sido resueltos. En esta cuarentena se precisa de una mayor acción más que burocrática, en la cancha. El sistema de limpieza, por ejemplo, tiene que mejorar como también una mayor energía para hacer respetar las normas de salubridad en la comercialización de los alimentos y la preparación de los mismos en los restaurantes y puestos de comida. No se puede bajar la guardia.
Otra víctima directa del coronavirus es la actividad turística. Acaban de cancelarse las actividades de Semana Santa y también la promoción de la misma, saludable que la Red de Protección al Turista haya tomado proactivamente el reto de promover un taller de acciones preventivas que realmente protejan a los visitantes, partiendo por la capacitación a los operadores turísticos.
El bajón del flujo turístico deberá también ser la comba en la cabeza a muchos mercantilistas del turismo, que fungen de empresarios, para recordar que la buena prestación de servicios y los precios razonables son la mejor publicidad sostenible para tener la afluencia permanente y evitar la política de la Gallina de los Huevos de Oro o el Río Revuelto Ganancia de Pescadores.
Como dicen los chinos «las crisis deben ser vistas como oportunidades» abramos bien los ojos para rectificar las muchas cosas que regional y localmente se están haciendo mal.