No hay tiempo que perder, como dicen los bomberos no es hora de pisar la manguera sino que ésta funcione adecuadamente adecuadamente para sofocar el fuego, en el caso del coronavirus no hay que dejar solo al sector Salud.
El gobernador acaba de disponer el aislamiento del distrito del Santa, principal foco endémico y evitar que el mal se propague a la par de haber elevado ya al Ministerio de Salud el Plan Regional del COVID 19 para la asignación de recursos del gobierno regional y comprometer, de paso, 30 millones de los fondos regionales para las contingencias que ya exige la pandemia.
El sector Salud viene entregando la implementación adecuada a los servidores, se habilitan los hospitales Ramos Guardia (Huaraz) y Eleazar Guzmán Barrón (Chimbote); el director regional -epidemiólogo de formación- lidera personalmente el trabajo técnico para tratar de frenar la propagación. Reiterado reconocimiento para estos héroes anónimos de la salud que se exponen directamente a la posible infectación.
Las municipalidades también han despertado de su letargo y ahora se esmeran en la higiene y limpieza de las ciudades, a las que se están sumando los propios vecinos; ahora tienen el otro reto: llegar con alimentos a los sectores más vulnerables, aquellos que no reciben sueldos, no están considerados en los bonos y tampoco son pensionistas, aquellos que viven de los ingresos del día a día. Ejecutividad, transparencia y mucha imaginación para gestionar una adecuada entrega hace falta, es el momento que las inteligencias de los regidores y funcionarios se ponga en evidencia, para lo que también deben de apoyarse en las parroquias y juntas vecinales como brazos efectivos ejecutores.
El Ministerio de Desarrollo de Inclusión Social MIDIS, también tiene que correr a cien por hora, rompiendo la desinformación que aún se percibe en toda la región, so pretexto de que tienen que recibir autorizaciones de Lima, para informar o declarar.
Bien nuestro Ejército y Policía, hasta ahora, tratando de hacer cumplir el aislamiento e inmovilidad social; como periodistas, obreros de limpieza, serenos, trabajadores de las entidades financieras y comerciantes y productores que abastecen de productos en estas hora difíciles.
Ahora el gran reto frente a todos estos roles, está en la propia población, que tiene que acatar responsablemente las recomendaciones gubernamentales y luego no llorar sobre la leche derramada. La efectividad del cerco epidemiológico, dependerá esencialmente de la propia ciudadanía.
En esta guerra, ante un enemigo invisible, nadie, nadie debe de sustraerse.