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Liderazgo en tiempos del Covid |Por: Joan Carles March Cerdà (*)

En estos tiempos se requieren verdaderos líderes, líderes con temple y que lleven en las venas los valores de la honestidad y confianza, sensibilidad y cercanía.

Y es que tenemos 10 maneras en que los líderes puedan enfrentar una crisis de forma exitosa:

  1. Alinear expectativas: En una crisis, nadie tiene todas las respuestas y ante ello, es necesario abordar lo desconocido y hablar con confianza, en un entorno en que la gente espera acciones. Alinear expectativas y realidades requiere habilidad, perspicacia y paciencia. Los líderes procuran superar las barreras de comunicación y se comunican con rapidez y frecuencia.
  2. Los líderes a menudo olvidan que todos los ojos están puestos en ellos. Esto es especialmente cierto a medida que crece la intensidad de una situación. En esos momentos, las personas miran a los líderes, buscando sus palabras, acciones y lenguaje corporal en busca de orientación. La autoconciencia ante esa situación es una capacidad crítica que los líderes deben desarrollar.
  3. Mantener ideas en positivo: Los pensamientos y las acciones positivas se centran en las fortalezas, los éxitos, las oportunidades y la colaboración. Los líderes irradian confianza, esperanza y optimismo que conduce a energía positiva y confianza. Eso les acerca a una postura realista ante la situación de crisis.
  4. Decir la verdad: La crisis a menudo incluye información errónea que conduce a la confusión. Explicar el problema honestamente de una manera directa, enfocándose en pasos positivos para superarlo, es clave. Elegir las palabras que decir y no decir y ser consistente y claro ayudan a mejorar la comunicación. Comunicar, Comunicar y Comunicar. Y si eres confuso, pierdes.
  5. Saber lo que uno representa: ¿Cuál es el propósito, misión y valores? Cada acción debe reflejar esta visión estratégica. Es importante que los líderes trabajen desde un propósito, desde una misión que motiva e inspira a los equipos para la acción. Cada uno, como líder, es una marca. No hay que perder la oportunidad de liderar y construir el valor de la marca en una crisis.
  6. Demostrar empatía: Escuchar para entender. Mostrar a las personas que realmente uno se preocupa por su perspectiva. Reconocer comportamientos y responder a las emociones. Recordar: la empatía no se trata de lo que quiere, se trata de lo que la otra persona necesita. Las acciones que se pongan en marcha deberían tenerles en cuenta y beneficiarles.
  7. Ver el panorama general: Los líderes pueden ver el panorama general y visualizar el impacto potencial mucho antes que otros. Es crucial dar un paso atrás, observar y dar sentido a la situación. Una de las cosas más difíciles de hacer en una crisis es alejarse de la gestión de los problemas urgentes mientras se mantiene el enfoque en el panorama general.
  8. Reducir la velocidad y mantener la calma. La gente necesita sentirse segura y protegida. La compostura de los líderes debe incorporar agilidad y paciencia para minimizar el impacto de la incertidumbre. Cuidarse, mental y físicamente, para que uno pueda estar completamente presente, es básico. Las personas se alimentan de emociones y comportamientos erráticos. La crisis se alimenta cuando falta compostura.
  9. Tener un plan: Si uno no sabe a dónde va, nunca llegará allí. El enfoque y la disciplina son esenciales. Visualizar el éxito y creer un plan que sea fácil de entender y al mismo tiempo, que sea flexible para responder a lo desconocido, es muy importante. Eso significa ver más allá de lo inmediato para anticipar los próximos tres, cuatro o cinco obstáculos.
  10. Simplemente liderar: Los líderes simplemente deben liderar. Trabajan desde dentro de sí mismos, con el coraje, la inteligencia emocional y la integridad para navegar la crisis a su alrededor. Están preparados. No entran en pánico. Se preocupan y se comunican al servicio de los demás. Los líderes son personas comunes que hacen cosas extraordinarias. Ven la oportunidad en una crisis de transformarse a sí mismos y al mundo que los rodea.

Por tanto, la confianza no se trabaja con miedo, ni con represalias, ni con presiones, y mucho menos con chantajes. Hay que tener la competencia de contar y compartir los éxitos y los fracasos (siempre para mejorar, no para buscar culpables). La gestión basada en el miedo es el principio del fin del compromiso. La calma deliberada y el optimismo limitado son dos aspectos esenciales.

El primer concepto se refiere a la necesidad de eliminar la presión externa o interna en el momento de tomar decisiones y marcar el rumbo del equipo o la organización. El segundo concepto propone incorporar una mezcla entre confianza y realismo, esto es, aceptar la incertidumbre de la crisis pero proponer y adoptar medidas que consigan que la organización avance. Asimismo, el exceso de confianza del líder/jefe solo genera pérdida de credibilidad (optimismo extremo que nadie se cree). En el otro extremo, un líder/jefe que no es capaz de liderar, que tira la toalla o que se esconde, acaba transmitiendo desesperanza y miedo.

Y en ese entorno nos encontramos equipos mucho mejores que sus líderes/jefes, capaces de asumir esa función sin ningún problema, como ocurre actualmente en más de una organización sanitaria en tiempos del covid-19.

(*) Consejero de la Escuela Andaluza de Salud Pública (España)

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