Mientras seguimos esperando por aquellas tardes de pichanga en donde vivíamos momentos de alegría y diversión alrededor de un balón encontrábamos ese momento perfecto para hacer de la vida más bella, dejando de lado problemas, angustias, dificultades y todo aquello que tenga que ver con lo opuesto a esa palabra bendita llamada gol entre risas y carcajadas cada tarde observamos la llegada del ocaso y junto con ella el sol ocultarse detrás de la colina la edad no importaba y mucho menos el tamaño si de pegarle bien al esférico se trata.
Hoy las cosas han cambiado solo tenemos que conformarnos viendo alguna jugada magistral por televisión o mejor aún imaginarnos que esa jugada la solíamos hacer nosotros cada semana, ya estamos a punto de llegar a los cien días aun seguro nuestra felicidad no es completa porque sentimos que nos falta algo y esa pichanga habitual todavía tendrá que esperar al igual que ese par de zapatillas que conservo en mi guarda zapatos y esa camiseta que espera el día en donde ya no haya pandemia y así podremos volver a gritar esos goles que nos hacían felices pero por ahora solo nos queda aceptar la recomendaciones y quedarnos en casa por respeto a esos cracks que sin tener un balón siguen demostrando destreza y pasión en el terreno de juego, como médicos, policías, enfermeros y los amigos periodistas, ya llegara el momento en donde el balón volverá a rodar quisiera encontrarme contigo.