Con o sin reforma política hasta ahora no ha cambiado nada, los peruanos seguimos siendo de última hora: fórmulas presidenciales y congresales recién desde ayer comenzaron a inscribirse cuando hoy cierra inevitablemente el plazo.
En todas las elecciones pasa lo mismo, es decir la improvisación sigue siendo tan común que no sonroja para nada a quienes pretenden gobernarnos desde la presidencia de la República o desde el Congreso. Claro, los pretextos están a la orden del día, «nuestro personero tiene mucha carga», «la central nacional aún no define» o «todavía no salen nuestros papeles» etc, cuando todo eso debieron prever.
En Ancash, sólo las listas de Fuerza Popular y el FREPAP han cumplido con acreditarse -pero todavía no exentas de observaciones-; hoy lo harán las 21 agrupaciones restantes. Ya nos estamos imaginando la gran congestión que sufrirá el sistema digital, porque ahora las inscripciones son virtuales y no presenciales, evitándose, además, las portátiles de fanfarria.
No hay que ser brujos para señalar que hoy varios quedarán sin inscribirse; los que lo logren -a duras penas-, tendrán que pasar por el aro de la zozobra en los tres dias en que el JEE de Huaraz hará públicas las inadmisibilidades e improcedencias. En cuando al primero lucharán contra el reloj para subsanar alguna omisión; mientras los declarados improcedentes chillarán diciendo que «hay una mano oscura» «nos quieren bajar la llanta» y todavía, de seguro, recurrirán a la última instancia (JNE).
Este sombrío panorama también nos lleva ya también a proyectar que gran parte de la campaña política será primero dedicada a la mesa (JEE y JNE) y no a la cancha, porque después de pasar la valla de la inscripción vienen las tachas, donde donde los comandos de campaña y troles de las listas contrarias entran a tallar para buscarle más pies al gato y evitar que los más pintados salten a la arena de la competencia. Los candidatos van a tenerse que comprar mucha valeriana para curarse de sus sobresaltos…y todo eso, por su propia irresponsabilidad.
Pasado el largo tiempo de batallas en mesa, quedará poco espacio para las decisivas campañas proselitistas y convencer al electorado por qué deben de votar por ellos; claro está, muchos recurrirán a las propuestas demagógicas e irrealizables que el elector debe estar atento para no dejarse embaucar y luego lamentarse.
En Ancash desde 1980 a la fecha, muy pocos son los parlamentarios que han brillado por sus proyectos, aportes y fiscalizaciones, un 90% pasaron a la historia por haber ido sólo a calentar el asiento o haber sido incluso defenestrados por sus propios errores. Todo esto ha acontecido porque siempre la IMPROVISACION traducida en ULTIMA HORA ha sido y es una lamentable constante.