Lo encontramos entregando los diarios por las calles del barrio La Soledad, nos cuenta que ya había recorrido la calle Santa Rosa, José Olaya, y ahora, estaba rumbo a la Av. Atusparia, Pedregal y el centro de la ciudad. Es la jornada diaria que realiza don Zacarías Manuel De La Cruz, un canillita que tiene más de 45 años en esta labor y le hace frente a la pandemia por una necesidad económica y de salud.
Durante la cuarentena, él y su familia cumplieron disciplinadamente el aislamiento, pero se vieron seriamente afectados en su economía porque cada día la necesidad era mayor, más aun, teniendo a cargo hijos y nietos que dependen de su trabajo. Sin embargo, con el apoyo de algunos amigos lograron salir adelante y, apenas fue posible, retomaron su actividad de venta de periódicos en su puesto del jirón José de Sucre.
Además de la necesidad económica, don Zacarías siente que el encierro de meses le afectó emocionalmente y no dudó en volver a su labor en las calles. Es así que, ahora ha retomado su actividad de entrega de diarios por distintos lugares de Huaraz, a pesar de que sus piernas lo traicionan y es evidente ver que empieza a cojear con el cansancio y por la edad que supera los 60 años.
“El virus también ataca sicológicamente. Hay muchas personas que no quieren comprar el periódico, otros ni te quieren tocar. Pero mis clientes sí ya me conocen. Hay que cuidarse, pero también hay que tener la mente positiva”, nos dice don Zacarías con una sonrisa que muestra seguridad y contagia la confianza.
Consultado sobre los bonos que sigue brindando el gobierno central, nos cuenta que no ha recibido ninguno, tampoco alguna canasta que en algún momento entregaron las municipalidades. Su desazón es mayor al recordar que, como dirigente y junto a otros canillitas, cursó documentos al alcalde de Huaraz solicitando apoyo para los vendedores vulnerables, pero nunca obtuvo respuesta. Siente que existe falta de sensibilidad y los canillitas nunca son tomados en cuenta.
“Varios vendedores de periódicos mayores de edad ya no están en actividad por ser vulnerables y porque el negocio ha bajado mucho y esperamos que la situación mejore. Mientras tanto, yo estoy aquí, trabajando con mi alcohol y mi mascarilla para generar ingresos para mi familia y no estar encerrado”, añade don Zacarías quien recomienda no temer al virus, pero sí cuidarse.