No cabe duda de que en el mundo del fútbol, y bueno de otros deportes, la profesión de árbitro es la más difícil de desempeñar, puesto que los aficionados y los jugadores tampoco lo ponen nada fácil, se dice que el árbitro es el único que siempre juega fuera de casa. Pero al igual que las estrellas del balompié también hay colegiados muy famosos y reconocidos a nivel mundial y no solo por sus cualidades dentro del terreno de juego, sino también por su carisma fuera de él.
Probablemente el árbitro más famoso de la historia sea Pierluigi Collina, ya que su imagen siempre trascendió mucho más allá del juego propio y su imagen ha quedado grabada en todos los aficionados del deporte rey.
Nacido en Bolonia en 1960, hoy ya retirado, en la actualidad es asesor de la Asociación de Árbitros del fútbol italiana y es miembro del comité de árbitros de la Uefa. La IFFHS lo designó como el mejor árbitro de todos los tiempos, e incluso, y siendo algo que no es nada habitual ha sido incluso portada del famoso videojuego Pro Evolution Soccer.
Collina se graduó como economista en la universidad de su ciudad natal y pese a su afición por el baloncesto empezó a jugar al fútbol como defensa central. Precisamente jugando como defensa fue poco a poco descubriendo las artimañas y el juego sucio del fútbol amateur y decepcionado con todo esto, que olvidaba un poco el espíritu del juego, decidió hacer un curso de arbitraje en 1977 y en solo tres años comenzó a pitar partidos de categorías regionales.
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Solo interrumpió su carrera para cumplir con el servicio militar, aunque esto le ayudó a disciplinarse y endurecer su carácter. Cuando volvió, una enfermedad hormonal le hizo perder el pelo lo que le otorgó el aspecto más agresivo e inconfundible que todos conocemos hoy.
Ese carácter y su aspecto hacía que los jugadores lo respetasen con tan solo una mirada y esto le valió para dar el salto en tres temporadas de tercera división a partidos de la Serie A y B. Su gran manejo de los partidos y el hecho de hablar hasta cuatro idiomas le valieron para pitar compromisos internacionales debutando en las Olimpiadas de Atlanta 96 como árbitro internacional pitando la final entre Nigeria y Argentina.
Dos años después participó en el Mundial de Francia y en la Eurocopa de 2000. Entre estos dos eventos, siempre será recordado por sus ánimos y consuelo a los jugadores del Bayern Múnich, especialmente Sami Kuffour, en aquella dramática final, que el mismo pitó, frente al Manchester United que conquistó la Champions con dos goles en el tiempo de descuento cuando los alemanes ya saboreaban el triunfo.
Ya en su siguiente gran evento, Corea y Japón 2002, Collina dirigió magistralmente la final entre Brasil y Alemania en un Mundial particularmente complicado para los colegiados salpicados por algunos escándalos acaecidos en las eliminatorias anteriores. Acabó el partido sin recibir ni una sola protesta y en la entrega de medallas todo el estadio le ovacionó reconociendo su clase.
Fue seis veces consecutivas nombrado mejor árbitro del año. Se retiró a los 45 años envuelto en una pequeña polémica, puesto que había recibido un permiso especial debido a su trayectoria para pitar dos años más. Sin embargo, firmó un contrato publicitario con Opel, que por aquel entonces patrocinaba al Milán, lo que de acuerdo a las normas generaba un conflicto de intereses. Esto le imposibilitaba pitar partidos en primera división. Collina decidió entonces abandonar porque no estaba de acuerdo de que tras más de veinte años de carrera se dudara de su honestidad.