La hermosa gesta cívica que ayer libró la sociedad civil ancashina, nos hizo recordar aquella que librada durante los inicios del 2000 por la viabilidad de la Carretera Huaraz-Casma que en esos años logró su cometido ante el Programa Nacional de Inversiones Viales (PROVIAS) que ponía reparos a la ejecución de este importante proyecto vial que interconecta en tiempo récord la costa con la sierra ancashina.
Es menester recordar esto porque también en aquella ocasión se escuchaba la monserga de que «el proyecto vial no justifica, por que solo se hará para que pasen 5 o 6 carritos por día» y que en todo caso lo único que podía hacerse era su mejoramiento y no su asfaltado. Desde luego, era la mirada capitalina de gabinete, una mirada más bien mental, cuando la realidad y la física y sobre todo -el sentido común- instaba a que la barrera que físicamente la Cordillera Negra, entre la costa y la sierra, tenía que también solucionarse materialmente con una carretera de penetración. Hoy es la vía más transitada e incluso urge que ésta tenga un mejor ancho, ya nadie para ir a Casma, Chimbote o Trujillo y todo el norte da la vuelta por Pativilca.
Esto mismo ha venido sucediendo con la muchas veces postergada construcción de un hospital de alta complejidad para Huaraz. Por indecisiones y falta de continuidad y sobre todo porque las autoridades de turno trabajaban en divorcio con la sociedad civil solo se maquilló el actual y ahora también algunos pretenden solo quedarse en el nivel II, en el mismo conformismo que también se daba de parte de los pesimistas en el proyecto vial citado.
Dicho esto, hay que saludar el gran esfuerzo que desde el año pasado ha venido efectuando la Asociación Pro Construcción del Hospital de Huaraz, que en una tarea de mucha paciencia fue primero creando un zoom virtual donde se reunían sólo algunos ciudadanos y luego fue creciendo su sumándose los colegios profesionales, profesionales de relieve en Lima y Huaraz que tienen vasto conocimiento sobre construcción de modernos hospitales e incluso en su momento la gerenta general de la gestión Morillo, pero luego por los problemas políticos y judiciales devino un cambio de timón y aquel diálogo fluido entre autoridades y sociedad civil se enfrió.
Ha sido necesario entonces un nuevo golpe a la mesa para que se promueva el diálogo, el acuerdo y ahora a vigilar para que éste se cumpla. No bastan solo las buenas intenciones o las actas, éstos hay que llevarlos a la práctica con cronogramas y equipos donde hayan responsables; hay que advertir que construir un hospital de alta complejidad tiene procedimientos muy rigurosos pero no imposibles y por eso mismo la unidad tiene que mantenerse.
Por eso también es oportuno señalar que señalar que la consolidación de un hospital nivel III-1 no sólo requiere de terreno, presupuesto para su construcción, sino también presupuesto para su operación, porque se trata de lograr recursos para su mantenimiento y funcionamiento con una planilla que cubra el pago del personal médicos especializados como del contingente asistencial, por lo se requieren equipos o comisiones polivalentes, todos remando al mismo objetivo.
También hay que advertirle a la población que su viabilización y construcción no será de noche a la mañana, se requieren por los menos dos años y medio y por eso mismo se requerirá de un aliento permanente y no bajar la guardia. Una visión claramente establecida, siempre es necesaria para lograr su consolidación.
De una imaginaria escalera entre el suelo y el techo de la meta, se ha avanzado recién un 30% de la misma, se requiere mucho esfuerzo, mucho compromiso y suma unidad para que el cometido sea una hermosa realidad. Estaremos atentos, para seguir punzando, porque bien dice el dicho «El que no llora, no mama».