La reciente marginación en la asignación de vacunas para el grupo etario de 40 a 48 años de edad para la región Ancash frente a Junín y Cusco que han recibido el triple y doble merecen una firme respuesta de parte de las autoridades, sociedad civil y la prensa en general.
Junín, Cusco y Ancash sobrepasan del millón de habitantes, con ligeras variantes, y no nos parece justo que pese a que nuestra región se ha preparado no sólo con la logística pública que dispone Salud, sino que además se han aunado Antamina, Siderperú, la ONG Prisma y otros, que garantizan la distribución rápida a todas las jurisdicciones de Ancash nuestra región se vea marginada de esta manera, sólo 23,500 dosis que no alcanzan para todos, y por lo tanto tendremos que esperar.
¿Cuál será la explicación que darán ahora en el Ministerio de Salud y el CENARES? Estadísticamente ni epidemiológicamente creeos que podrán hacerlo, porque es evidente un manoseo político, un «padrinazgo» inaceptable, que creíamos que el presidente Castillo ya había desterrado pero no: Junín, tiene como padrino a Vladimir Cerrón, secretario general del oficialista partido Perú Libre y Cusco a Hugo Bellido, flamante presidente del Consejo de Ministros. En esa misma lógica Ancash que votó en segunda vuelta resueltamente por el mandatario actual y ungió como parlamentarios a Kelly Portalatino y Elías Varas, ¿no merecía también ser tratado con la misma lógica?
Frente a esta situación será conveniente que loso demás parlamentarios Nilza Chacón (FP), Darwin Espinoza (AP) y Lady Camones, vicepresidenta del Parlamento y elegida por APP, también fiscalicen adecuadamente la distribución justa y equitativa de las vacunas.
No más padrinazgos, en un país que requiere desterrar ese tipo de prácticas.