Pese a la prohibición de realizar procesiones, pudo más la devoción y la costumbre de los feligreses de los barrios de Belén y Nicrupampa que luego de oficiar las misas se realizaron las procesiones por Domingo de Ramos.
La primera ocurrió en el barrio de Nicrupampa, en horas de la mañana con una nutrida participación de los fieles que luego de dos años en que no se realizaban estos oficios religiosos tuvieron la oportunidad de participar nuevamente.
Lo mismo sucedió en el barrio de Belén, que mucho más concurrida, y la imagen de Cristo montado sobre un pollino recorrió especialmente la avenida Luzuriaga en medio de cánticos y oraciones, además de la compañía de los tradicionales alcaldes pedáneos de la zona rural, ataviados de sus capas de color negro y sus chontas.
Misa a cargo del obispo
Mientras tanto el acto litúrgico mayor se realizó en el Santuario Señor de la Soledad, donde monseñor Eduardo Velásquez Tarazona, obispo de Huaraz, celebró la misa de Domingo de Ramos, en ese marco rindió su homenaje a los caídos por la pandemia y reflexionó sobre la suspensión de este tipo de actividades durante dos años.
Asimismo hizo un llamado a los políticos del país a dejar de lado las polarizaciones que, dijo, se han convertido en una especie de lucha de clases entre los denominados «Fujidignos» y los «Cojudignos». «Esto tiene que parar, peligrosamente se va alzando como la levadura con consecuencias negativas a futuro si no se detiene esta onda expansiva de violencia y confrontación» reflexionó al tiempo de solicitar la unidad como se evidencia, en cambio, en los partidos donde juega la selección que es el único evento que por ahora une a los peruanos.
Preguntado sobre las procesiones que se registraron en Nicrupampa como en Belén, Mons. Velásquez, calificó como un «disparate» lo realizado por sus subordinados pese a la prohibición de efectuar procesiones por motivos preventivos de la pandemia que aun no ha cesado.