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LA REALIDAD QUE NOS TOCA VIVIR

Por Vladimir Meza

Asumen sus obligaciones nuestros alcaldes y otras autoridades, así como el gobernador regional de nuestro Ancash, y en todo el Perú, en medio de una situación complicada. Hay malestar generalizado que atraviesa de norte a sur del país, de este a oeste, y que afecta nuestra vida cotidiana, nuestro diario quehacer.

Las nuevas autoridades, entre las que se encuentran militantes y activistas del movimiento El Maicito, que me honra presidir, van a tener que afrontar no solo los desafíos ya de por sí importantes de su quehacer natural como autoridades, sino las consecuencias de un país convulsionado y donde nadie sabe aún cuál será el desenlace definitivo.

Quiero aprovechar este pequeño espacio para dirigirme a las nuevas autoridades, y en particular a los que participamos en nuestro movimiento regional. Es el momento de tomar decisiones que tengan como primera opción el bienestar de las poblaciones que les han encargado cuidar por sus bienes comunes.

Sin embargo, la política nacional va a entrometerse de todas maneras en la vida de cada localidad, no tengan duda de que eso va a ocurrir.

Lo que deben hacer como autoridades designadas por la población es velar primero y con mucho celo por los intereses comunes, apoyar a lo que la mayoría de la población decida, sin descuidar a las minorías. Y seguir para adelante, contra todo obstáculo, con los proyectos que beneficien a sus pueblos.

Eso les corresponde como alcaldes, como regidores, como consejeros. Y como gobernador regional también. Ancash en primer lugar, pero sin olvidar nunca que Ancash es parte del Perú. No se trata de un equilibrio difícil, todo debe ser parte de la misma acción con visión de futuro y estabilidad.

Quizá el lado positivo de esta crisis nacional sea que está visibilizando el interés de las regiones, tan dejadas de lado por el centralismo limeño. Creo que es momento de sacarle provecho a esa circunstancia para que, en paz y en democracia, avancemos juntos por el beneficio y provecho de nuestra región.

¡Qué viva Ancash! ¡Qué viva el Perú!

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