El 31 de mayo de 1970, Perú vivió uno de los desastres más devastadores de su historia. Con una magnitud de 7.9 en la escala de Richter, el terremoto de Áncash, como se le conoce, tuvo su epicentro cerca de la ciudad de Chimbote, en la costa norte del país. Este sismo, ocurrido a las 3:23 de la tarde, desencadenó una serie de eventos catastróficos que cambiaron para siempre la vida de miles de peruanos.
El terremoto provocó escenas de pánico en todo el Perú. La ciudad de Huaraz fue una de las más afectadas, donde la destrucción de infraestructura fue masiva y la pérdida de vidas humanas considerable. Sin embargo, el impacto más devastador se sintió en Yungay y Ranrahirca. El desprendimiento del lado izquierdo del nevado Huascarán provocó un aluvión que sepultó la ciudad de Yungay en minutos, causando la muerte de aproximadamente 25,000 personas. Solo alrededor de 300 sobrevivientes lograron escapar, refugiándose en el cementerio local y otros lugares elevados.
El terremoto no solo afectó las zonas montañosas. Generó maremotos que golpearon la costa norte de Perú, causando más destrucción en pueblos costeros como Chimbote y Casma. En total, se estima que el terremoto dejó alrededor de 70,000 fallecidos y cientos de miles de heridos y damnificados, aunque la cifra exacta sigue siendo objeto de debate debido a la magnitud de la tragedia.
Cuando se acuñó a Huaraz como «Capital de la Amistad Internacional»
La respuesta humanitaria, tanto nacional como internacional, fue crucial para enfrentar la catástrofe. El gobierno peruano y varios países y organizaciones internacionales proporcionaron asistencia en forma de suministros médicos, alimentos, refugio y equipos de rescate. En los alrededores de Yungay se fundó Nueva Yungay, conocida como “La Capital de la Amistad Internacional” por la ayuda recibida. Sin embargo, la corrupción empañó los esfuerzos de reconstrucción, con algunos funcionarios desviando los recursos destinados a este fin.
La tragedia también tuvo un impacto significativo en el ámbito deportivo. Dos días después del terremoto, la selección peruana jugó contra Bulgaria en el Mundial de México, llevando brazaletes negros en memoria de las víctimas y logrando una victoria memorable de 3-2, a pesar de la conmoción y la falsa información sobre la desaparición de la ciudad natal del arquero Luis Rubiños.
En respuesta al desastre, se creó la Comisión de Reconstrucción y Rehabilitación de la Zona Afectada (CRYRZA) y, en 1972, el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI). Estas instituciones fueron cruciales para organizar los esfuerzos de reconstrucción y fomentar una cultura de prevención sísmica. Además, el 31 de mayo fue designado como el Día Nacional de Prevención de Sismos, y cada año se realizan simulacros a nivel nacional para preparar a la población para futuros desastres naturales.
A 54 años del devastador desastre
En conmemoración de los 54 años del devastador terremoto, el Centro Cultural de Huaraz inauguró la exposición «Memorias de mi tierra». Esta muestra presenta una serie de fotografías históricas de Huaraz y Yungay, reflejando el trágico evento.
Los estudiantes del décimo ciclo de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo presentaron la revista «Reconstruyendo el pasado: Voces del terremoto del 70», dirigida por el docente Jim Montalvo Cárdenas. Esta revista recoge testimonios de catorce sobrevivientes del desastre. La exposición, que estará abierta hasta el 14 de junio, busca concienciar a la población sobre la devastación de un terremoto de tal magnitud y promover la preparación y prevención ante desastres naturales.
Además, estas declaraciones son de distintas generaciones y de diversos lugares de Áncash, mostrando un retrato más completo de lo que fue el terremoto del 70. Jim Montalvo Cárdenas indicó que «fue un esfuerzo el proyecto y se logró el propósito de recrear esas líneas de los pueblos y de nuestros antepasados, además de establecer un contacto más cercano con esos momentos y partes de nuestra historia».
Marco Cermeño Dextre, director del Centro Cultural de Huaraz, por su parte, destacó la importancia de que los jóvenes comprendan y tomen conciencia del terremoto del 70, así como la seriedad de los simulacros sísmicos y el impacto histórico del terremoto en Huaraz y Yungay. Subrayó la necesidad de promover situaciones o eventos que hayan pasado para mantener viva la memoria colectiva.
La exposición invita a todos los habitantes de Áncash a reflexionar sobre este importante evento histórico y su legado en la cultura de prevención sísmica del Perú.