En el centro poblado de Ranraucro, situado a 3,509 metros sobre el nivel del mar en el distrito y provincia de Recuay, la Institución Educativa N.º 86591 ha realizado un significativo avance hacia la mejora de la alimentación de sus estudiantes. A pesar de las bajas temperaturas que caracterizan la región, la comunidad educativa ha transformado un espacio anteriormente abandonado en un invernadero escolar, el cual promete contribuir a la producción sostenible de una variedad de vegetales y hortalizas.
Un espacio transformado
La directora del plantel, Irma Marcos Ramírez, ha destacado que esta iniciativa no solo se basa en la producción agrícola, sino también en la educación integral de los alumnos. El invernadero ofrece un entorno propicio para desarrollar contenidos de diversas áreas de aprendizaje, tales como matemáticas, ciencias y comunicación. Además, fomenta la conciencia medioambiental y el trabajo colaborativo entre los estudiantes, fortaleciendo así su formación integral.
Producción local para el consumo escolar
En el invernadero se cultivan variedades de hortalizas como lechuga, betarraga, cebolla china, caigua, acelga, coliflor y hierbas aromáticas. Estas verduras frescas serán utilizadas en la preparación de los desayunos escolares, lo que garantiza una alimentación más saludable y nutritiva para los niños. Los padres de familia, organizados en turnos, han asumido el compromiso de cosechar los productos, lo que no solo beneficia a los niños, sino que también fomenta la participación activa de la comunidad.
La directiva del colegio menciona que los desayunos, preparados con productos frescos y de calidad, incluyen recetas saludables y variadas, como caigua rellena con conserva de pollo y un nutritivo batido de avena con chocolate. Antes de disfrutar de estas comidas, los estudiantes siguen el protocolo de higiene, lavándose las manos y accediendo a un comedor donde los alimentos son servidos con dedicación por las mamitas encargadas de la cocina.
Esta iniciativa se enmarca dentro de un modelo de cogestión que involucra a los padres, los estudiantes y la comunidad educativa en la promoción de una alimentación saludable. Aunque se destaca el respaldo del programa de alimentación escolar del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social con su Programa Qaliwarma, el verdadero valor de esta actividad radica en la colaboración y el esfuerzo comunitario.