Las intensas lluvias registradas en la zona de los Conchucos, específicamente en las provincias de Aija y Mariscal Luzuriaga, han dejado un saldo de cinco viviendas afectadas, poniendo en evidencia la vulnerabilidad de las viviendas rurales ante fenómenos climáticos extremos. En el distrito de La Merced, ubicado en la provincia de Aija, las fuertes lluvias del 4 de diciembre provocaron filtraciones de agua que dañaron las paredes de dos viviendas, afectando gravemente la estructura de las mismas. Al día siguiente, el 5 de diciembre, en el distrito de Socosbamba, en Mariscal Luzuriaga, tres viviendas adicionales sufrieron daños debido al deterioro de sus techos, lo que generó preocupación entre los residentes.
Este fenómeno pone de manifiesto las precarias condiciones en las que muchas familias rurales viven, ya que las viviendas rústicas no están adecuadamente preparadas para soportar las inclemencias del tiempo. El impacto de las lluvias resalta la necesidad urgente de mejorar la infraestructura habitacional en estas zonas, donde el cambio climático y la variabilidad del clima parecen acentuarse, haciendo cada vez más frecuente la ocurrencia de eventos meteorológicos extremos.
Los gobiernos locales de Aija y Mariscal Luzuriaga han reaccionado de manera rápida ante la emergencia, coordinando la entrega de bienes de ayuda humanitaria, tales como ropa, alimentos y materiales de construcción, para paliar los efectos de las lluvias. Sin embargo, la respuesta inmediata no basta para resolver los problemas estructurales de estas viviendas y de la infraestructura rural en general. La ayuda humanitaria es crucial, pero se requiere una planificación a largo plazo para mejorar las condiciones de vida en la zona.
Este suceso también hace un llamado a las autoridades y a la comunidad para fortalecer las estrategias de prevención y respuesta ante la temporada de lluvias, ya que estos fenómenos pueden empeorar si no se adoptan medidas preventivas adecuadas. Es necesario invertir en la construcción de viviendas más resistentes y en la capacitación de las comunidades para hacer frente a los efectos de los desastres naturales.