Hace 83 años, un 13 de diciembre de 1941, la ciudad de Huaraz vivió uno de los momentos más oscuros de su historia. En tan solo 15 minutos, un aluvión devastador sepultó parte de la ciudad, dejando cerca de 1,800 víctimas mortales. Esta tragedia, originada en la quebrada Cojup, no solo destruyó vidas y hogares, sino que marcó un antes y un después en la percepción de los desastres naturales en la región.
El desastre que transformó una ciudad
El origen de esta catástrofe fue el colapso del dique morrénico de la laguna Palcacocha, ubicado en el Parque Nacional Huascarán. Según investigaciones, un fragmento de glaciar cayó sobre la laguna, generando una ola que desbordó su capacidad y desencadenó una corriente masiva de agua, hielo, rocas y barro. Otra teoría sugiere que el dique cedió por el debilitamiento estructural.
El aluvión arrasó con todo a su paso, destruyendo la laguna Jiracocha y avanzando rápidamente por las cuencas de los ríos Paria y Aqui hasta llegar al río Quillcay. En cuestión de minutos, toneladas de lodo y escombros cubrieron la franja central de Huaraz, dejando un panorama desolador.
El testimonio de una tragedia
“El 13 de diciembre, desde el cañón del Pato, escuchamos un ruido como una gran manada de elefantes y vimos una polvareda a lo lejos. Fue una avalancha. Nos refugiamos en una repisa y desde ahí vimos pasar cuerpos, animales, restos de construcciones, árboles y escombros”, relató Alberto Giesecke, quien presenció el desastre.
“El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla”. Este aniversario no solo es un acto de memoria para honrar a las víctimas, sino también un llamado a fortalecer la prevención y la resiliencia colectiva frente a los desafíos climáticos actuales.