Con el objetivo de preservar la belleza natural del Parque Nacional Huascarán y evitar la contaminación en sus áreas recreativas, se ha lanzado un programa piloto que busca promover el adecuado manejo de residuos entre los turistas. Bajo el lema «Deja huellas, no residuos», esta iniciativa se enmarca en un proyecto más amplio que aborda el problema de los residuos plásticos en zonas remotas y montañosas.
Sensibilización y educación ambiental
Karina Soto, especialista del Parque Nacional Huascarán, destacó la importancia de la sensibilización en la gestión de residuos sólidos. La estrategia incluye la educación a operadores turísticos y comunidades aledañas, fomentando la responsabilidad de los visitantes respecto a sus propios desechos. “Estamos motivando a los turistas a que se lleven todos sus residuos al salir del parque, cumpliendo así con la ley de reducción de residuos sólidos y plásticos de un solo uso”, explicó Soto.
Instalación de contenedores y botellones
Para facilitar el correcto desecho de residuos, se han instalado botellones para reciclaje y contenedores en los puestos de vigilancia y control del parque. Estos puntos de recolección están estratégicamente ubicados en lugares de alta afluencia turística, como Pastor Run, Carpa, Churu y Querococha. «Este proyecto no solo busca mejorar la gestión de residuos, sino también establecer alianzas con las comunidades y municipalidades para promover el reciclaje”, agregó Soto.
Diagnóstico y reuniones con actores clave
Desde agosto de este año, se han realizado reuniones con operadores turísticos y visitantes para conocer sus opiniones y preocupaciones sobre el manejo de residuos. Este diagnóstico permitirá identificar el rol que cada actor debe desempeñar en la conservación del parque. «Queremos que todos se involucren y sean parte de esta iniciativa. En 2025, esperamos que la prohibición del uso de botellas plásticas sea una realidad, pero para ello necesitamos el apoyo de todos», enfatizó Soto.
Impacto en la conservación
El Parque Nacional Huascarán, que abarca más de 340,000 hectáreas y se extiende por diez provincias de Áncash, es un área natural protegida que enfrenta desafíos significativos en términos de contaminación. La implementación de este programa piloto es un paso clave para mitigar los efectos negativos del turismo en el medio ambiente. Al proporcionar herramientas y recursos para un manejo adecuado de residuos, se espera que esta iniciativa no solo beneficie al parque, sino que también inspire a otros destinos turísticos a adoptar prácticas similares.