Un escalofriante caso de abuso infantil ha llegado a su fin en Huarmey, con la condena de cadena perpetua para Ángel Alex Camones Castillo, el hombre que ultrajó la inocencia de su propia hijastra de tan solo 10 años. El Ministerio Público logró desmantelar la fachada de este depravado sujeto, demostrando más allá de toda duda razonable su responsabilidad en este abominable crimen.
La investigación reveló que los abusos comenzaron cuando la víctima tenía 10 años y quedaba sola en el domicilio que compartía con su padrastro. La madre de la menor, quien trabajaba largas jornadas en un restaurante, confiaba en que su hija estaba segura en casa, sin imaginar la pesadilla que se desataría a sus espaldas.
Aprovechando la ausencia de la madre, Camones Castillo, cual lobo vestido de oveja, atacó repetidas veces a la indefensa niña en diferentes viviendas donde residieron. Los abusos continuaron hasta que la menor, en un acto de valentía, reveló la verdad a su padre biológico, quien no dudó en llevarla lejos de su verdugo.
La sentencia de cadena perpetua es un mensaje contundente de que la justicia no tolerará este tipo de crímenes atroces. La infancia de una niña ha sido irreparablemente dañada, pero al menos, la sociedad puede tener la certeza de que este depredador no volverá a lastimar a nadie más.