A una semana del trágico desborde del río Casca, que dejó a una familia devastada por la pérdida de una madre y su pequeña hija, el Gobierno Regional de Áncash ha iniciado acciones de apoyo directo a los damnificados.
A través de la Oficina de Gestión del Riesgo de Desastres y el Grupo de Intervención Rápida para Emergencias y Desastres (GIRED), se instaló una carpa nueva destinada a los sobrevivientes, cuya vivienda fue completamente destruida por el aluvión de lodo y piedras.
El apoyo llega en un momento crítico, cuando las familias aún enfrentan las secuelas emocionales y materiales del desastre. La carpa instalada permitirá que los afectados cuenten con un espacio temporal para vivir mientras se avanza en su reubicación y en la reconstrucción de su hogar.
Además, la familia a solicitado más ayuda, como mesas, sillas y una cocina, elementos necesarios para sobrellevar su día a día con mayor dignidad.
Asimismo, se ha entregado víveres y combustible para las labores de descolmatación del río, que se realizan con maquinaria pesada en la zona.
Aunque la respuesta ha sido rápida, las autoridades deben asegurar que no se repitan situaciones como esta, que enlutan a familias enteras y exponen la fragilidad de las zonas altoandinas frente al cambio climático y la falta de previsión.