Una veterinaria de la ciudad fue clausurada temporalmente por reincidir en graves irregularidades sanitarias: venta de productos vencidos, falta de autorización de SENASA y uso de un certificado vencido. El establecimiento ya había sido intervenido meses atrás por las mismas faltas en otra de sus sucursales.
El gerente de Servicios Públicos, Elder Aranda Palacios, informó que esta es la segunda vez que se interviene a dicho negocio, cuya otra sede se encuentra en la avenida Fitzcarrald. “A esta veterinaria ya la habíamos intervenido hace un par de meses. Es la segunda vez que encontramos productos vencidos y sin autorización sanitaria. El propietario volvió a decir que fue un descuido de sus trabajadores, lo mismo que nos dijo en la primera intervención. Ya no parece un simple descuido”, señaló.
La intervención se realizó en un operativo conjunto con personal del Servicio Nacional de Sanidad Agraria (SENASA) y la Dirección Regional de Salud (DIRESA), en el marco de una fiscalización a establecimientos del rubro veterinario.
Según Aranda, el local clausurado no contaba con la autorización obligatoria de SENASA para operar como veterinaria, una infracción calificada como grave. Además, aunque se halló a un médico veterinario en el lugar, este no tenía las credenciales exigidas por el organismo sanitario. “Sí había un veterinario, proveniente de Lima, pero no tenía autorización de SENASA. Eso es lo más preocupante”, añadió.
Durante la intervención se detectaron tres infracciones principales: comercialización de productos vencidos, funcionamiento sin autorización sanitaria y un certificado vencido. Estas faltas conllevan una multa equivalente al 100 % de una Unidad Impositiva Tributaria (UIT), además de la clausura del establecimiento.
“La clausura es temporal por cinco días, pero es muy poco probable que el local consiga regularizar su situación en ese plazo. Lo más probable es que se proceda a la clausura definitiva”, advirtió el funcionario. En los próximos días, una nueva evaluación determinará si se ordena el cierre total.
Finalmente, Aranda aclaró que no todos los locales que venden productos para mascotas califican como veterinarias. “No estamos hablando solo de tiendas de accesorios. Las veterinarias deben cumplir normas estrictas porque realizan intervenciones que comprometen la salud de los animales. Hoy en día, este tipo de omisiones ya configuran delitos graves”, subrayó.
El gerente anunció que continuarán las fiscalizaciones para asegurar que los establecimientos del sector cumplan con la normativa vigente y no representen un riesgo para las mascotas ni para sus dueños.

