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Terremoto de Áncash: a 55 años del sismo que cobró la vida de 70 mil personas

Un 31 de mayo como hoy, hace exactamente 55 años, el Perú vivió una de las mayores tragedias de su historia. Eran las 3:23 de la tarde cuando un violento terremoto de magnitud 7.9 remeció la región Áncash, con epicentro cerca de Chimbote, y provocó devastación en varias ciudades del norte del país, incluido Lima.

El sismo destruyó miles de viviendas, dejó sin vida a más de 70 mil personas y provocó la desaparición de al menos 20 mil ciudadanos. Además, dejó un saldo de miles de heridos y damnificados, marcando un antes y un después en la gestión del riesgo de desastres en el país.

Yungay: la ciudad que desapareció en tres minutos

El episodio más trágico se vivió en la ciudad de Yungay, en el Callejón de Huaylas. Tras el sismo, una enorme masa de hielo de unos 800 metros de ancho y 1.000 metros de largo se desprendió del nevado Huascarán, generando un aluvión de lodo, piedras y nieve que descendió a gran velocidad.

En apenas tres minutos, la ciudad quedó completamente sepultada. De los más de 25 mil habitantes de Yungay, solo sobrevivieron unas pocas personas que se encontraban en el cementerio o en zonas elevadas. El Cristo Redentor, ubicado sobre el camposanto, se convirtió desde entonces en símbolo de resistencia y recuerdo eterno.

Impacto nacional y creación de INDECI

La magnitud del desastre fue tan profunda que llevó al Estado peruano a crear el Sistema Nacional de Defensa Civil (hoy INDECI), encargado de organizar la preparación y respuesta ante emergencias.

Desde entonces, cada 31 de mayo se recuerda la tragedia con la realización del Simulacro Nacional Multipeligro, que busca fomentar la cultura de prevención y preparación ante desastres naturales. En este 2025, el simulacro se desarrollará el viernes 30 de mayo.

Según el presidente ejecutivo del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Hernando Tavera, la energía liberada por el terremoto del 70 fue equivalente a 27 mil bombas atómicas como las lanzadas en Hiroshima, lo que evidencia la magnitud de la catástrofe.

El sismo provocó también deslizamientos de tierra, un tsunami en la costa y afectaciones en infraestructura crítica. En Huaraz, la capital de Áncash, más del 90% de las viviendas colapsaron. Se reportaron incendios, escasez de agua, cortes de energía y una crisis sanitaria sin precedentes.

Yungay: ciudad mártir convertida en memoria nacional

Hoy, sobre los escombros de la antigua ciudad, se levanta el Campo Santo de Yungay, declarado Patrimonio Histórico de la Nación. Allí se recuerda cada año a las víctimas, en un acto de memoria colectiva.

Sobrevivientes, familiares, autoridades y nuevas generaciones se reúnen para rendir homenaje y renovar el compromiso de no repetir los errores del pasado. La tragedia de 1970 no solo dejó ruinas, sino también lecciones sobre planificación urbana, prevención y cultura de resiliencia.

A 55 años del terremoto, el Áncash no olvida. Yungay sigue siendo el símbolo de una herida nacional que aún duele, pero que también dio paso a la creación de mecanismos de respuesta y prevención que hoy salvan vidas.

Recordar el pasado no es solo un acto de memoria, sino una responsabilidad con el futuro.

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