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Editorial | Audiencias Públicas en Áncash: luces, sombras y cuentas pendientes

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Editorial | Audiencias Públicas en Áncash: luces, sombras y cuentas pendientes

Más allá del protocolo y los discursos, rendir cuentas también implica explicar, corregir y cumplir.

Durante la última semana de mayo, autoridades regionales y locales de todo el país participaron en las ya tradicionales audiencias de rendición de cuentas, obligatorias por ley y reguladas por ordenanzas regionales y municipales. Estos espacios, además de ser monitoreados por la Defensoría del Pueblo, son esenciales para que la ciudadanía conozca el estado de los proyectos, el uso del presupuesto y los compromisos de sus autoridades.

En el caso de Áncash, los eventos transcurrieron con un clima relativamente pacífico, a diferencia de otras regiones donde se reportaron tensiones y enfrentamientos. Sin embargo, no faltaron episodios preocupantes: en algunos municipios se denunció la exclusión de sectores críticos y la participación preferente de asistentes afines a las gestiones en curso, lo que desnaturaliza por completo el espíritu democrático de estas audiencias.

En la audiencia del Gobierno Regional de Áncash, el gobernador presentó un informe reforzado con fotografías, videos y datos sobre obras clave: el avance de los hospitales La Caleta y el futuro nosocomio de Huaraz, el impulso del proyecto Chinecas a través de ProInversión, nuevas instituciones educativas y el próximo asfaltado de la vía hacia Llanganuco. Estos anuncios generan expectativa de un desarrollo más estructurado en el mediano plazo.

A ello se suma un hecho relevante: los indicadores de corrupción regional han descendido, según los últimos reportes, lo que marca una diferencia significativa frente a gestiones pasadas donde Áncash figuraba entre los primeros lugares de corrupción en el país. No obstante, las observaciones de la Contraloría General de la República sobre algunas de estas obras siguen vigentes. La autoridad regional tiene la obligación de corregir con prontitud estas alertas, no solo para garantizar transparencia, sino también para sostener la confianza ciudadana.

En el caso de la Municipalidad Provincial de Huaraz, el alcalde encabezó una jornada que, si bien tuvo presencia de centros poblados y distritos, se vio opacada por un tono confrontacional innecesario: en vez de centrarse en el balance técnico de su gestión, el burgomaestre utilizó parte de su intervención para criticar a instituciones como la universidad local (Unasam) y el Colegio de Ingenieros. Más que emplazamientos externos, lo que la ciudadanía esperaba era una autocrítica seria, especialmente tras las observaciones de la Contraloría a la contratación de consultores para proyectos locales.

En el distrito de Independencia, los anuncios de nuevas obras y el aseguramiento de financiamiento más allá del canon marcan un punto a favor de la actual gestión. Sin embargo, su equipo deberá mejorar con urgencia su capacidad de ejecución presupuestal, ya que los indicadores actuales aún muestran rezago en la implementación de los proyectos priorizados para este año.

En el litoral, Chimbote vivió una audiencia marcada por la transición. El nuevo alcalde, que asumió tras el fallecimiento de su antecesor, no logró transmitir un mensaje de liderazgo claro ni presentar resultados convincentes, posiblemente debido al corto tiempo en el cargo. En contraste, en Nuevo Chimbote, su homólogo presentó mayores avances y mejor organización de la audiencia. Sin embargo, también enfrenta observaciones pendientes por parte de los entes de control.

Por último, en los Conchucos, localidades como San Marcos y Huari siguen sin mostrar una ejecución eficiente de sus presupuestos, a pesar de haber recibido mayores transferencias por canon minero. El cierre de brechas en salud, educación e infraestructura aún no se refleja con claridad.

Más allá de las palabras bien hiladas y los discursos oficiales, el verdadero corte de cuentas llegará en septiembre. Esa será la oportunidad para contrastar el relato con los hechos, y comprobar si las promesas se tradujeron en obras concretas.

Con el 2026 a la vista como año electoral, la ciudadanía debe mantenerse vigilante. Porque más allá del protocolo, rendir cuentas implica algo más profundo: entender que gobernar es también explicar, corregir y cumplir.

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