Este 28 de julio, el Perú celebra 204 años de vida republicana, una fecha emblemática que conmemora la proclamación de la Independencia realizada por el general don José de San Martín en 1821. Más allá de ser un acto simbólico, este momento marcó el fin de casi 300 años de dominio español y el inicio de un proceso de autonomía y autodeterminación para el pueblo peruano.
Según el historiador José Valdizán Ayala, director de la Escuela Profesional de Historia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), la Independencia no fue un suceso aislado, sino el resultado de una larga y compleja lucha protagonizada por hombres y mujeres de distintos sectores sociales y étnicos. Un punto clave fue la rebelión de Túpac Amaru II en 1780, que sembró las bases del descontento popular y se convirtió en un símbolo de resistencia en los virreinatos de Perú, Buenos Aires y Nueva Granada.
“El proceso de independencia peruano fue un movimiento multifacético. A pesar de las diferencias entre sus actores, todos compartían un objetivo común: la libertad”, señala Valdizán.
Con el paso del tiempo, las celebraciones por Fiestas Patrias han evolucionado. Desde 1821, los peruanos han marcado esta fecha con desfiles cívico-militares, fuegos artificiales, música, danzas y gastronomía tradicional. En los primeros años, los desfiles se realizaban el mismo 28 de julio en la Plaza Mayor de Lima. Posteriormente, con motivo del centenario en 1921, se trasladaron a la plaza Bolívar y luego de manera definitiva al Campo de Marte.
Fue en 1961 cuando se fijó como sede principal la avenida Brasil, lugar que hasta hoy acoge la Gran Parada Militar cada 29 de julio. Este acto, más que una tradición, se ha convertido en una expresión de identidad colectiva, en la que la ciudadanía rinde homenaje a las Fuerzas Armadas como símbolo de defensa de la patria.
Así, el 28 de julio no solo representa el nacimiento de la República, sino que también evoca una memoria histórica de lucha, poder y transformación, que sigue forjando la identidad del Perú.

