Connect with us

Cambio climático en Áncash: glaciares retroceden y la ciencia advierte riesgos

Áncash

Cambio climático en Áncash: glaciares retroceden y la ciencia advierte riesgos

El glaciar del Huascarán perdió más del 30 % de su superficie y el INAIGEM plantea escenarios de avalancha que servirán como guía para comunidades en Mancos y Buin

El nevado Huascarán, el más alto del Perú y símbolo de Áncash, ya refleja con crudeza el efecto del cambio climático. El estudio “Evaluación del peligro de aluvión por desprendimiento de glaciar y roca desde el nevado Huascarán Sur”, elaborado por el INAIGEM, confirma que el glaciar ha perdido más del 31 % de su superficie desde 1962.

Esa pérdida de hielo no solo reduce su masa: también cambia la forma de la montaña. Hoy, las laderas son más empinadas e inestables, con grietas que podrían originar avalanchas de hielo y roca. En determinadas condiciones, esos desprendimientos pueden transformarse en aluviones que desciendan hacia el valle del Santa.

Los especialistas modelaron tres escenarios: grande, mediano y pequeño. En todos, los flujos seguirían las subcuencas de Mancos y Buin. Los cálculos señalan que un aluvión podría alcanzar zonas pobladas en apenas 6 a 12 minutos, un tiempo muy corto para reaccionar sin sistemas de alerta. El escenario más grave alcanzaría a más de 9 900 personas.

El informe también presenta un mapa de peligros, que clasifica áreas de peligro muy alto, alto y medio. Allí aparecen localidades donde la población vive, trabaja y desarrolla actividades productivas, lo que convierte esta información en un insumo directo para la gestión local.

A este panorama se suman señales recientes en otros glaciares de la región. Una investigación difundida por Radio RSD mostró que el glaciar Raimondi retrocedió más de 20 metros en un año y que en sus capas de nieve se encontraron microparásitos, un hecho inusual que abre nuevas preguntas sobre las consecuencias ecológicas del deshielo.

Para Áncash, estos procesos no son abstractos: influyen en la seguridad de las comunidades, en la disponibilidad de agua para riego y consumo, y en actividades clave como el turismo de montaña. Además, evocan la memoria de tragedias pasadas como la de Yungay en 1970, que recuerdan lo que puede ocurrir cuando la población no está preparada.

Conclusiones del INAIGEM

El estudio no busca generar alarma inmediata, sino ofrecer herramientas para reducir la vulnerabilidad de la región. Entre sus recomendaciones destacan:

  • Implementar sistemas comunitarios de alerta temprana en las zonas críticas.
  • Diseñar y socializar planes de evacuación, considerando los tiempos cortos de respuesta.
  • Usar el mapa de peligros como insumo obligatorio en la planificación urbana y rural de Áncash.

“Un aluvión puede ocurrir en cuestión de minutos; por eso es vital que las comunidades estén preparadas”, advierte el documento.

Más en Áncash

To Top

You cannot copy content of this page