La Fiscalía de Familia de Huaraz investiga entre 10 y 15 casos de bullying registrados en lo que va del año, la mayoría ocurridos en instituciones educativas públicas y protagonizados por menores entre 10 y 14 años de edad.
Según informó el fiscal de Familia, Ronald López, los hechos denunciados constituyen infracciones a la ley penal y, en algunos casos, delitos de acoso o lesiones. “Seguimos recepcionando diversas denuncias de bullying. Lo bueno es que en estos últimos casos se está actuando con rapidez junto a los directores para evitar que los agresores y las víctimas vuelvan a encontrarse”, indicó.
Coordinación con colegios para frenar los casos
El representante del Ministerio Público explicó que las instituciones educativas han mostrado una mejor respuesta frente a los casos recientes, tomando medidas preventivas y administrativas de forma paralela a las investigaciones fiscales.
“Estamos coordinando con los colegios para que registren los casos en el CICB y se tomen acciones inmediatas. Eso es saludable porque permite evitar que continúen los actos de violencia”, precisó López.
Agresiones entre varones y menores consumidores de alcohol
El fiscal detalló que la mayoría de los casos involucra a estudiantes varones, y que también se han detectado episodios de consumo de alcohol y drogas entre menores, dentro y fuera de los colegios.
“Vemos que consumen bebidas alcohólicas incluso en parques como Santa Rosa. La municipalidad debe reforzar el patrullaje porque hemos tenido uno o dos casos de menores en esas condiciones”, alertó.
Riesgos penales para adolescentes infractores
López advirtió que los adolescentes entre 16 y 17 años que cometen delitos graves pueden recibir penas equivalentes a las de un adulto, tras las últimas modificaciones a la ley.
“Un joven que incurre en robo, sicariato o extorsión puede recibir hasta 12 o 13 años de cárcel y cumplir la pena en prisión común. La ley ha cambiado y ahora la responsabilidad penal es mayor”, sostuvo.
Prevención desde casa y la escuela
El fiscal de Familia subrayó la importancia del acompañamiento psicológico y familiar, al señalar que muchos menores “repiten modelos de violencia que observan en su entorno”.
“Vivimos en una sociedad violenta. Es necesario que los padres y los docentes trabajen juntos para evitar que estos comportamientos se normalicen desde la infancia”, concluyó.

