Una decisión importante que el Comando Nacional de Lucha contra el COVID 19 que encabeza Pilar Mazzeti envíe a nuestra región un equipo técnico para evaluar las acciones, hasta ahora realizadas, en la lucha contra la pandemia que a todos nos mantiene en vilo.
Un diagnóstico técnico es lo que necesitamos porque a estas alturas los protagonismos políticos no caben, sino acción y más acción efectiva, (que siempre reclamamos desde esta tribuna), se evalúen también las denuncias que han venido desde el mismo sector Salud: Recuay y Huari, cuyos trabajadores y funcionarios denunciaron no contar con los equipos de protección personal necesarios para desarrollar sus trabajos, aunque posteriormente las autoridades superiores de la DIRESA y la Fiscalía -en Huari- hayan presuntamente desmentido.
Poner orden en el mismo sector es su primera tarea inmediata, lo mismo que evaluar hasta dónde ha avanzado, qué limitaciones tiene y qué debilidades exhibe el equipo regional que encabeza el gobernador Morillo Ulloa.
Revisando las estadísticas diarias que proporciona el sector Salud, notamos que hay varias acciones que están a medias y necesitan ajustes y una sola visión en la lucha contra la pandemia como son: 1). La preocupación por el alto índice de mortalidad; 2). La implementación de los hospitales; 3). Los aislamientos para las personas que deben guardar cuarentena; 4). La disposición de los cadáveres y 5). El incumplimiento de las normas de aislamiento social, de parte de la propia ciudadanía.
En cuanto al número de fallecidos, éste ya está en 16, que en porcentaje de índice de letalidad de la enfermedad del COVID 19 se eleva a 6.37%, lo que constituye el triple de la media nacional. La mayoría de las muertes se han producido en la costa, lo que obliga a revisar cómo han sido tratados estos pacientes, cómo están implementados los dos hospitales seleccionados para recibir a pacientes positivos. En las últimas semanas hemos visto sustanciales avances en la implementación tanto en Chimbote como en Huaraz, pero hay que correr más.
Igualmente es preocupante que no haya nada definido para el aislamiento de los pacientes asintomáticos y aquellos profesionales de la salud, ejército y policía que han dado positivos, que por ahora solo se vienen recuperando en sus domicilios. Por una desinformación excesiva se fomentó el pánico en la población. En Huaraz, ni el Hostal Colomba ni el Coliseo Cerrado funcionan para estos propósitos, tampoco hay una decisión final regional en torno al pedido planteado por el Colegio Médico y ya aceptado en gran parte por el Ministerio Público que está dispuesto en ceder las instalaciones de medicina legal (que está por estrenar); en estos casos no caben más dilaciones.
Igualmente es preocupante, que todavía Beneficencia y gobiernos locales no tengan claros los parámetros y protocolos dispuestos para la inhumación de cadáveres, habida cuenta de que en Huaraz como en Chimbote se carecen de crematorios. En Huaraz, sólo hay 10 nichos disponibles para recibir a quienes fallezcan por COVID y el alcalde de Independencia dice que, por ahora, no es posible disponer un ambiente en el cementerio que está por estrenarse en su distrito, alegando situaciones de orden administrativo y legal. Este tipo de indecisiones, también son inaceptables.
Finalmente, es lamentable que la ciudadanía y las autoridades locales no tengan clara ni acaten las normas de aislamiento social, es lo que se aprecia en las aglomeraciones diarias en los centros de abastos que suelen concentrarse solo en el mercado central, ex parada Quillcay, Pedregal o Challhua, cuando bien estos vendedores podrían trasladarse a puntos que puedan fijarse -por barrios- y evitar aglomeraciones; Shancayán ya lo está haciendo a motu propio.
Aguardamos que el equipo técnico haga bien su trabajo y las autoridades como la ciudadanía acaten sus recomendaciones, por más duras que sean; si hay que cortar cabezas, también.