Culminada la batalla de Arica, el 7 de Junio de 1880, los chilenos se preparaban para invadir Lima, es así que el dictador y comandante del ejercito peruano Nicolas de Piérola, invita a los peruanos de las provincias a enrrolarse a nuestro ejército para la defensa de Lima, es así que artesanos, zapateros, sástres, albañiles, panaderos, etc. del valle del Mantaro, Carhuamayo, Cerro de Pasco, Callejón de Huaylas, entre otro, se presentan como voluntarios.
Fue en octubre de 1880 que nuestros paisanos huaracinos se preparan para su viaje a la capital, tal es el caso de un humilde zapatero que se despide de su esposa, deja encargando al mayor de sus hijos que cuide a su madre y demás hermanos, ese niño fue VIVIANO PAREDES MACEDO de apenas 11 años de edad, el mismo que se rehusó a quedarse en casa , pidiéndole a sus padres viajar a Lima acompañando a su padre.
Pese a la negativa de sus padres, estos fueron convencidos, recibiendo, finalmente, la bendición de su madre para su viaje. Ambos parten en caminata conjuntamente con cientos de paisanos huaracinos por el camino de herradura, ruta Punta Callán, llegando en dos días a Casma donde se embarcan en un vapor llegando a Lima en varios días, formando luego, en el parque » Las Reservas» cerca al actual estadio Nacional.
La Batalla de San Juan
El día 13 de enero de 1881 se inició la batalla de San Juan de Miraflores – Lima, comandada por el General Andres A. Cáceres, donde las tropas de reserva compuesta por los huaracinos se encontraban en una larga trinchera (surcos profundos en el suelo para protegerse de los proyectiles ) allí el pequeño Viviano apoyaba a las tropas a abastecer de munición y pólvora.
En esas circunstancias, un pelotón de soldados chilenos aniquilan al soldado porta estandarte del batallón peruano, llevándose nuestra bandera para izarla como símbolo de triunfo, en ese escenario de pánico y confusión por los sonidos estruendosos de disparos de rifles, cañones, gemidos de heridos y moribundos, aguerridas arengas, en una envolvente y tupida humareda, surge el pequeño VIVIANO, motivado por su profundo amor por la patria, quien sale de la trinchera para seguir con sigilo y agilidad a los enemigos y arrebatarle la bandera nacional, luego retorna raudamente hacia la trinchera.
Los chilenos al verse burlados siguen al pequeño y al no lograr alcanzarlo, le disparan tres veces en la espalda de su frágil cuerpecito, el niño hace un esfuerzo descomunal y logra llegar a la trinchera y entrega la bandera a su padre diciendo: «cuida nuestra bandera» y luego muere.
Ejemplar heroísmo
Este extraordinario acto sublime de elevado nivel de heroísmo, puesto que no se trata de un soldado común, con la edad y preparación suficiente, solo fue un niño, merece nuestro más profundo reconocimiento y admiración, es un referente de patriotismo, lealtad y dignidad, por lo que debemos estar muy orgullosos.
Por todo esto, nuestro Ejército Peruano colocó su nombre en un cenotafio o mural ubicado en el puente Atocongo – San Juan de Miraflores – Lima, junto al nombre de grandes héroes, jefes y oficiales de nuestro ejército con alto grado, asimismo en el C.P. de Uquia distrito de Independencia – prov. de Huaraz, existe una I. E. » Viviano Paredes Macedo», en su honor, también en Huaraz una calle de apenas dos cuadras lleva su nombre.
Es necesario que se imprima en los textos escolares este extraordinario acto heróico para que fuera conocido y valorada por nuestra juventud, carente de identidad regional.
Con ocasión de haber celebrado recientemente, el Día de la Bandera Nacional, ante la que juramos fidelidad, rendimos nuestra alabanza, homenaje y gratitud al niño héroe huaracino Viviano Paredes Macedo, ícono de patriotismo e identidad regional, pequeño paladín Ancashino.