El presidente de la AGMP, Beto Pinto Toledo, solicitó a las autoridades del Estado la presencia permanente de un helicóptero en la región Áncash que permita atender con rapidez las emergencias en alta montaña. La declaración fue dada durante el homenaje de cuerpo presente a los tres estudiantes de la Escuela de Guías de Montaña que perdieron la vida en el nevado Artesonraju.
“Hay que pedir a las autoridades que implementen estos helicópteros de altura que tanto necesitamos. Esta tragedia demuestra que no estamos preparados ni como región ni como país para responder a este tipo de situaciones”, declaró Pinto, quien recordó que desde hace más de cuatro décadas la AGMP viene solicitando el mismo apoyo sin resultados concretos.
Durante la ceremonia, el dirigente expresó su agradecimiento al Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), al Ministerio de Defensa y al Ministerio del Interior, por el respaldo brindado durante las labores de rescate, pero recalcó que es necesaria una solución estructural. “Este helicóptero va a ser autosostenible, créannos, y podría salvar muchas vidas”, enfatizó.
Pinto también compartió recuerdos personales de los jóvenes fallecidos, con quienes había convivido durante su formación. “Yo fui su auxiliar de instrucción, compartimos módulos de 10 a 15 días en la montaña. A Jesús lo conocía muy bien, vivía en mi casa. Fue un pilar para motivar a mis hijos pequeños a escalar. Esta pérdida es muy dura para toda la familia montañera”, señaló visiblemente afectado.
Los cuerpos de los tres jóvenes montañistas fueron despedidos según la voluntad de sus familiares. Edson Bandeira fue enterrado en el cementerio de Yungay, mientras que los restos de Efraín Pretel fueron llevados a Lima. En tanto, Jesús Picón fue homenajeado y despedido en su lugar de origen.
Los restos de los tres montañistas recibieron despedidas respetando la decisión de sus familias. El cuerpo de Edson Bandeira fue sepultado en el cementerio de Yungay, el de Efraín Pretel trasladado a Lima, y el de Jesús Picón recibió los últimos honores en su localidad de origen.
Finalmente, Pinto recordó que a pesar del dolor, la labor continúa. “La familia montañera está unida. En 30 minutos partimos a ayudar a otros montañistas que también nos necesitan. Es nuestra vocación”, concluyó.