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Editorial | Huaraz: aniversario con obras y una ciudad que merece orden

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Editorial | Huaraz: aniversario con obras y una ciudad que merece orden

La capital de Áncash vive una etapa de reactivación de proyectos importantes. Pero más allá del cemento, Huaraz necesita planificación, escucha y visión compartida para alcanzar un desarrollo más armónico y sostenible.

A pocos días de celebrar su aniversario, Huaraz se presenta como una ciudad en plena ebullición de obras públicas. Luego de dos gestiones municipales marcadas por la inercia y una transición discreta, la actual administración de David Rosales ha impulsado una intensa agenda de proyectos que buscan atender demandas largamente postergadas.

Desde la renovación de avenidas claves como Luzuriaga, Gamarra, Raymondi y Diego Ferrer, hasta la remodelación del parque FAP y la plazuela de La Soledad, el mapa urbano empieza a cambiar. También se intervienen los campos deportivos del Sport Soledad y otros espacios comunales que, durante años, estuvieron abandonados.

Entre los proyectos más relevantes están la nueva pista del Boulevard Sur y la construcción del puente Auqui, que conectará el Malecón Sur con Nueva Florida y beneficiará a más de 20 mil pobladores. A esto se suma el puente Villón, que permitirá una salida directa hacia la Cordillera Negra.

Sin embargo, el desarrollo urbano también exige orden, información y empatía con los vecinos. La simultaneidad de obras, los desvíos sin señalización adecuada y la escasa comunicación institucional y política han generado incomodidad en parte de la ciudadanía. En estos casos, tan importante como ejecutar es explicar, planificar y escuchar.

Comparado con sus antecesores, Rosales ha roto la inercia. Durante los últimos años, la ciudad experimentó una etapa de bajo dinamismo en obras públicas. Ni Alberto Espinoza ni Rori Mautino lograron consolidar proyectos estructurales. El primero concluyó el Boulevard Sur y algunos rompe muelles, sin alcanzar las altas expectativas de su elección. El segundo repavimentó la avenida Villón, pero enfrentó retrasos técnicos y cuestionamientos por la ciclovía, un proyecto que terminó en controversia judicial. Aníbal Romero, su sucesor, optó por postergar obras pendientes, dejando un colchón financiero que hoy se traduce en múltiples ejecuciones.

Ese es el punto de partida de Rosales, y su diferencia es visible. Pero el reto no es solo ejecutar más, sino hacerlo mejor. Huaraz aún enfrenta desafíos estructurales: no cuenta con un terminal terrestre moderno, necesita un nuevo centro de abastos y requiere un plan integral de movilidad urbana. La seguridad hídrica en Palcacocha, vital para los próximos 50 años, sigue esperando soluciones de largo plazo. Y la falta de espacios económicos o recreativos como Quinuacocha limita el potencial de crecimiento y calidad de vida.

El aniversario no debe ser solo una fecha simbólica. Es una oportunidad para preguntarnos qué ciudad estamos construyendo. Porque el cemento es importante, pero no suficiente. Una capital regional necesita planificación, orden y propósito.

David Rosales tiene la oportunidad de consolidar una etapa distinta en la historia urbana de Huaraz. Para lograrlo, necesita seguir construyendo, pero también ordenar, convocar y comunicar. Y nosotros, como ciudadanos, también tenemos un rol activo, no solo para fiscalizar, sino también para proponer y cuidar lo que se construye. Porque Huaraz no se construye solo desde el municipio, se construye desde todos los que decidimos quedarnos, criar hijos, emprender y soñar con algo mejor.

Este 25 de julio celebremos los avances sin dejar de mirar lo pendiente. Porque una ciudad que avanza también debe aprender a ordenarse para seguir creciendo.

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