Editorial | Elecciones 2026: Alianzas sin rostro en Áncash

Al revisar las cinco alianzas inscritas, el panorama es elocuente:

• Unidad Nacional
  Integrada por el Partido Popular Cristiano (PPC), Unidad y Paz y Peruanos Unidos Somos Libres, lleva como virtual candidato presidencial al congresista Roberto Chiabra. De este bloque, solo el PPC tiene algún reconocimiento en Áncash; los demás partidos y sus precandidatos al Senado o a la Cámara de Diputados son prácticamente desconocidos para el electorado regional.

• Alianza Fuerza y Libertad
  Conformada por Fuerza Moderna, de la exministra Fiorella Molinelli, y Batalla Perú, liderada por el gobernador de Junín, Zózimo Cárdenas. Aunque ambos intentan proyectar poder desde Lima y la sierra central, hasta ahora no han presentado un solo vocero ni actividad visible en Áncash.

• Alianza Electoral Ahora Nación
  Une a Perú Nación, del exrector Alfonso López Chau, y Salvemos al Perú, del exministro Mariano González. Ambos partidos arrastran observaciones del JNE y conflictos internos. En Áncash, Rafael Zeña Peche denunció que en las filas de López Chau prevalece el “dedazo”, dejando en suspenso las candidaturas locales al Congreso y a gobiernos subnacionales.

• Primero la Gente – Partido de los Trabajadores
  Prácticamente invisible en Áncash. Ninguno de sus dirigentes ha tenido presencia mediática ni ha realizado actividades de acercamiento al electorado regional.

• Alianza Electoral Venceremos
  Conformada por Voces del Pueblo y Perú, por el Buen Vivir, busca ser el nuevo rostro de la izquierda, evocando al expresidente Pedro Castillo. Su vocero, Vicente Alanoca, moviliza respaldo aimara en el sur, pero en Áncash no existen referentes visibles ni actividad política. La ausencia de Verónica Mendoza marca un contraste con el protagonismo que la izquierda progresista tuvo en procesos anteriores.

Un reloj que corre en contra

A estas alianzas les quedan nueve meses para convertir sus firmas en presencia real. De lo contrario, Áncash votará entre fantasmas, mientras otras 37 agrupaciones pelean por no despeñarse ante la valla electoral del 5 %.

La desaparición de los movimientos regionales, consecuencia de la reforma política, ha dejado a la región a merced de partidos nacionales sin anclaje local. Y sin figuras visibles, estas alianzas corren el riesgo de repetir el libreto de siempre: campañas improvisadas y representación débil en el Congreso.

Áncash sigue siendo un botín electoral ignorado por quienes pretenden gobernar el país.
Si estas coaliciones no aterrizan pronto, el 2026 abrirá una caja de Pandora en la que los electores, una vez más, buscarán entre sombras quién defienda sus intereses.